La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

La diputada federal Casandra de los Santos, hace unos días externó su postura en contra de la Ley de Aguas de la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo. No se sabe, si por ignorancia o por mala fe, afirma que no se debe legislar al vapor, un asunto tan serio.
Arguye que limita los derechos de los agricultores, la imposibilidad de no poder heredar las concesiones de agua.
Se infiere: la legisladora -como toda mente conservadora- cree y está convencida, de que se daña la propiedad privada.
Pero no.
Resulta que las aguas, dice la Constitución, son propiedad de la nación.
O sea: el estado es el garante del uso de las aguas de los ríos, lagos y lagunas, incluyendo las del subsuelo, que da prioridad al uso humano y en seguida a todos los usuarios que requieran de ese vital elemento.
Es decir: ningún particular está facultado para hacer uso comercial de las aguas de la nación; se dan concesiones: sí; pero no para transformar a los concesionarios en empresarios del agua, como se estila actualmente.
De hecho, esa forma de administrar los recursos hídricos es uno de los elementos que ha contribuido a construir la monstruosa desigualdad que prevalece en el campo mexicano.
Basta visualizar los alrededores de esos concesionarios potentados, para sentir la depauperación de los propietarios de tierras ejidales y comunales por la explotación casi exclusiva de unos cuantos caciques en diversas regiones. Chihuahua, Sonora, Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, son ejemplo de ese uso privatizador de las aguas nacionales.
Por esa forma de entregar los recursos de la nación a manos privadas, se potenciaron compañías refresqueras, lecheras e industrias diversas, explotando los mantos acuíferos con concesiones privadas.
Casandra, dice que no a la Ley de Aguas.
Pone el ejemplo los productores agrícolas del distrito de riego 026.
Una investigación minuciosa del uso de las aguas llevaría a la diputada tamaulipeca, a tener una visión más cercana a la realidad.
¿Conoce cuántos beneficiaros de la presa Falcón están operando irregularmente?
Daremos sólo un nombre: Diódoro Guerra.
Su rancho, por años produce con aguas nacionales, disminuyendo el caudal a cientos de campesinos que riegan en Reynosa, Río Bravo y Valle Hermoso.
Desconocemos si Casandra tiene aspiraciones políticas en el futuro inmediato.
Lo que es evidente, es que en la IV T y su Segundo Piso, con su postura reaccionaria se aleja más del proyecto transformador de Sheinbaum.
Como muchos otros, se quitó la máscara de progresista; falta que se sume, al movimiento del sancho del sombrero.