La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Otra vez, la derecha perdió a su temprano precandidato a la presidencia de la república. La estrategia para potenciar la figura de Carlos Manzo -antes y después de su desaparición- abortó. El atentado le hizo virar en sus medios para debilitar a la IV T y su Segundo Piso; de la fórmula original con el alcalde de Uruapan, pasaron a la táctica de impulsar un escenario de ingobernabilidad en el país.
La manifestación de la Generación Zeta fue un acto que se les revirtió: resultó tan violenta que generó un ambiente de rechazo en la mayoría de la sociedad mexicana. (Más de cien policías heridos, y múltiples inmuebles dañados en las inmediaciones del Zócalo.
(Después se desactivó la provocación al Ejército el día del desfile con motivo de los festejos de la revolución mexicana).
Uno y otro sendero se evaporaron.
El último, -hacer un emblema nacional a la viuda, Grecia Quiroz- con consecuencias inesperadas como penosas, reventó sorprendentemente.
Gerardo Noroña tenía razón.
La ambición terminó por rebasar a los dirigentes del movimiento del sombrero y a la señora Quiroz. El diputado Carlos Tafolla ensenó por adelantado sus cartas; todavía no despedían plenamente al difunto, cuando ya anunciaba: vamos por la gubernatura y después por la presidencia.
Así de sencillo veían su plan.
Y cómo no: aseguraban tener un mártir, una bandera y un personaje para emblematizar el movimiento.
El PRIAN, se frotó las manos.
Harían como en el pasado con Xóchitl.
Algo falló.
La indagación judicial, encontró grandes inconsistencias en la trama del asesinato de Manzo. Algunos de los militantes de la movilización del sombrero, actuaron con tanta sospecha, que debieron ser inmiscuidos en las pesquisas.
Videos de los eventos post muerte de Manzo, fracturaron el discurso de la viuda y de sus colaboradores.
Hasta los asistentes en los eventos de luto del jefe edilicio de Uruapan, se quedaron atónitos por la conducta de Grecia y su hasta entonces inseparable diputado Tafolla.
De tal manera que ahora, ante la convocatoria para conmemorar un mes del atentado, no asistieron las multitudes que esperaban.
No apareció ni Tafolla ni su sombrero.
Ni el PRIAN se apareció.
Ya decidieron cambiar de candidato seguramente.
Se esperan más sorprendentes hechos en torno al asesinato.
Y todos, llevan a un final lamentable y penoso para quienes giraron en torno al círculo íntimo de Carlos Manzo.
Dicen los gringos: easy come, easy go.