Reflector/Gilda R. Terán,

Corrían los años 60 -70, en esta ciudad capital cuando los hermanos Medina, montados en
su tienda del 15 Juárez, daban alivio en forma modesta para vender ropa a crédito es decir
oportunidad para pagar en módicos abonos.
Es así que en esos tiempos las familias, tenia la manera para vestir y calzar a sus hijos
porque también la bondad de los Medina abarcaba para surtir de zapatos a los clientes que
abarrotaban esta Casa histórica.
Y yo recuerdo, que los hermanos Medina, atendían con afabilidad, en donde la cortesía y
su humildad era un don de esta familia, y buscaban que los clientes no sintieran la presión
económica es decir les brindaban formas de pago de acuerdo a sus capacidades.
Era así como los hermanos Medina, abrían desde temprana hora todos los días de la
semana, en especial los domingos llegaban personas de las zonas del campo, para surtirse
de todos los artículos que ellos ofertaban.
Se podían ver a los clientes que gustosos llegaban a adquirir todo lo que necesitaban, los
Medina, no les ponían peros, ni limites para tener un tope en el monto de sus compras, las
familias o el Jefe de la casa salía feliz con todos los enseres para sus familias.
Entonces, por lo tanto, en aquellos tiempos la comunicación social era muy estrecha con
los habitantes y como Victoria era una ciudad chica, por lo general el tema de las
conversaciones, eran entre otros es que “A Dios le debo la vida y Juan Medina la ropa”.
En algunos casos, esta icónica frase causaba hilaridad, pero en otros no, pues era una forma
normal de expresar que los Hermanos Medina, soliviantaban de alguna forma la precaria
economía de algunos hogares.
Pero hoy por hoy, me tope con la noticia, de que esta Casa histórica, que encierra la bondad
de la familia Medina, será demolida para dar paso a la construcción de un Complejo que
albergaran oficinas gubernamentales.
En este sentido, el Secretario de Obras Públicas, Pedro Cepeda Anaya, dio a conocer que
ahora el Gobierno del estado, es el propietario de este inmueble mediante un arreglo con los
descendientes de la familia Medina, y los trabajos de demolición empezaran en breve.
Para estas faenas se buscan que sea realice por las noches, para no entorpecer la vialidad
publica durante el día, ya que esta histórica casa está en pleno corazón de la ciudad capital,
entonces se dirá un adiós a los recuerdos de tantas familias que llegaban a este hogar
comercial.
CONFIANDO EN DIOS.

Muchas veces nos derrumbamos sin remedio sin saber por qué, sin entender los motivos, a
veces, nos abatimos por circunstancias que en su mayoría no comprendemos, y es que el
dolor jamás encuentra justificación, y de pronto llega sin previo aviso queriendo ser
permanente.
Por tanto, en algún momento, la adversidad puede tocar a nuestra puerta, a veces cuando lo
hace, se puede acomodar sin que la hayamos invitado a pasar y se puede convertir en un
molesto acompañante.
Parecieran esas etapas en las que todo parece ir mal, en las que lo vemos todo gris y no
divisamos la luz al final del túnel, por lo que podemos desanimarnos y hasta deprimirnos, y
es que los nubarrones forman parte de la vida.
Nadie está exento de calamidades, pues no somos ajenos al sufrimiento, y muchas veces,
este mal necesario se convierte en un canal de aprendizaje, a veces, más directo que la
misma felicidad, por lo que aceptar, abrazar y superar lo que nos sucede en las
adversidades, es vital para que la experiencia nos ayude.
Para mí en lo personal, el abrazar la realidad, vivirla, asimilarla, sufrirla e interiorizarla son
claves para la solución, y es que no basta con oír, hay que saber escuchar, no basta con
ver, hay que saber mirar, entender que siempre hay un más allá y que éste puede ser nuestro
mayor consuelo en esos momentos en los que aparecen las adversidades.
Tengo la certeza, que la mejor manera de superar el dolor es hacerle frente al sufrimiento,
todos pasamos por situaciones en la vida que nos producen sufrimiento y que no sabemos
cómo afrontar.
Y es que no existe una fórmula que funcione siempre (ojalá fuera así), sino que debemos
aceptar que el sufrimiento es parte de la vida, aunque resulte doloroso muchas veces,
aunque pensemos que el mundo se nos viene encima.
No obstante ante los retos de la vida, siempre tenemos presente la esencia de nuestro
Creador, quien viene alumbrar, a dar paz, y fortaleza en todos los embates que se nos
pueda presentar en este viaje por la tierra.
Nos vemos hasta la próxima.
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