Rutinas y quimeras
Clara García Sáenz

Ir a Tampico siempre alegra mi corazón, pero hace algunas semanas que asistí al
VI Congreso de Mujeres Investigadoras SNII y de Iberoamérica realizado en esa ciudad
fue para mí una felicidad completa, no solo por estar en el puerto seductor sino porque
tuve la oportunidad de convivir con muchas mujeres que tienen pasión por el
conocimiento, pude escuchar muchos planteamientos innovadores, audaces, originales y
sororos.
En tres días de trabajo intensivo, hubo paneles magistrales, conferencias,
presentaciones de libros, mesas de trabajo y exhibición de carteles, también se privilegió
un espacio para que solamente las mujeres científicas de la Universidad Autónoma de
Tamaulipas (UAT) dialogáramos y el Rector nos escuchara.
En un ambiente de fiesta académica, el congreso tiene como propósito que las
investigadoras de México e Iberoamérica se encuentren y establezcan un diálogo
multidisciplinario, en un ejercicio interesante donde en las mesas de trabajo se escuchan
ponencias de todas las disciplinas de tal forma que las temáticas son variadas y por lo
mismo enriquecedoras, encontrando en un mismo panel a ingenieras, arquitectas,
médicas, comunicólogas y cientistas sociales hablando cada uno de sus trabajos de
investigación.
Resultó reconfortante escuchar a algunas destacas panelistas hablar sobre sus
experiencias personales como mujeres que han abierto brecha y compartir su testimonio
de lucha profesional, sus sueños y los obstáculos que en muchos casos eran comunes
para la mayoría de quienes asistimos.

Rosy Laura Castellanos Mariano, directora del Centro Nacional de Derechos
Humanos Rosario Ibarra hizo aportaciones interesantes al papel del liderazgo y señaló
que las mujeres que llegan a cualquier posición de poder deben evitar sentirse líder
porque eso patriarcaliza su poder; en cambio, debe de ejercer una convivencia social con
las demás mujeres para compartir y ayudar a crecer a las que están en posiciones
inferiores. Además, enfatizó el peligro que viven las universidades públicas donde el
neoliberalismo se ha posicionado para hacer desaparecer a las humanidades y que es ahí
donde las mujeres que ostentan algún poder dentro de ellas deben contribuir a frenar
estas políticas nefastas.
La conferencia magistral del congreso estuvo a cargo de la doctora Annie Pardo
Cemo, que llegó al Aula Magna de la UAT dentro de una nube de periodistas y
funcionarios que casi le impedían avanzar. Con mucha sencillez, tomó el micrófono y se
puso a hablar de lo que ella sabe: fibrosis pulmonar. Al terminar, dio las gracias, se apenó
por tantos regalos y reconocimientos que el Rector de la UAT le entregó y sin decir nada
más se bajó del estrado, dejando expectantes a quienes esperaban algún comentario u
opinión política de su parte.
Pero todo esto no hubiera sido posible sin el trabajo incansable y en muchas
ocasiones quimérico de dos mujeres que llevaban muy bien la batuta de este congreso
que llegó a su sexta edición, la Doctora Elda Margarita Hernández Rejón, catedrática de
la Facultad de Ingeniería de la UAT en Tampico y la Doctora Angélica Mendieta Ramírez
de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, un duo dinámico que trabaja desde
hace varios años a favor de crear puentes, abrir espacios y generar ambientes para que
las mujeres científicas se encuentren y se empoderen.
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