Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

Jesús Eduardo Govea Orozco asoma como el aspirante más firme para ser el próximo titular de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas.

Pero igual, es el prospecto más cuestionado de los tres finalistas a ese cargo.

Reúne, ciertamente, los requisitos profesionales para asumir el puesto.

Sin embargo, su hoja de servicios está manchada con su detención en 2002, bajo el cargo de violar la Ley Federal de Delincuencia Organizada, al supuestamente haber brindado protección a traficantes de drogas y permitir la liberación de un detenido apodado ‘El Kelin’, cuando desempeñaba en la (entonces) Procuraduría General de la República (PGR) el cargo de agente del Ministerio Público.

Hay quien dice y asegura que, tras siete meses de estar recluido, en el penal de máxima seguridad N° 1 de Almoloya de Juárez –sito en el Estado de México, hoy conocido como Centro Federal de Readaptación Social–, el Primer Tribunal Unitario del decimonoveno circuito en materia penal revocó el auto de formal prisión, absolviéndolo de todo cargo, aunque la PGR se inconformó con la resolución.

La decisión del Poder Judicial de la Federación en torno al caso, hasta la fecha no ha sido confirmada. Al menos, no públicamente.

Pero supongo que le dio la razón a Govea Orozco, porque de lo contrario no habría sido reinstalado en ese entonces (tal y como ocurrió). Ni hubiera sorteado el requisito de antecedentes no penales para ser designado por el Congreso local (hace casi un año), como titular de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción. O ser tomado en cuenta en este proceso para designar fiscal General de Justicia.

En la terna finalista que ya fue entrevistada por la Comisión de Justicia de la LXVI Legislatura del Congreso local -ésta la preside el diputado Isidro Jesús Vargas Fernández–, aparecen también Marisol Ivette Borja Lara –es actualmente titular de la Unidad General de Investigación Especializada en el Delito de Homicidio de la Fiscalía de Delitos de Alto Impacto–, así como Jesús Gilberto Alarcón Benavides, quien actualmente se desempeña en el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal y del Trabajo del Decimonoveno Circuito Judicial de la Federación.

De su encuentro con los diputados, se desprende que:

+ Borja Lara expuso un proyecto sustentado en la profesionalización y dignificación del personal, una justicia más eficaz con reducción del rezago, transparencia y combate a la corrupción; y atención ciudadana con enfoque de derechos humanos.

+ Alarcón Benavides planteó fortalecer la integración técnica de las investigaciones, garantizar el debido proceso y consolidar una Fiscalía ética, eficiente y con controles de confianza efectivos.

+ Govea Orozco propuso una planeación estratégica orientada a la profesionalización continua, supervisión rigurosa, fortalecimiento de unidades especializadas y una mayor vinculación con la sociedad para asegurar transparencia y atención integral a víctimas.

Esto, en síntesis, respecto a su encuentro con los legisladores.

Y será mañana, 29 de noviembre, cuando salga humo blanco, pero sé, como usted (seguramente), que ‘la línea’ ya está marcada, pese a que éste es un momento crucial para designar al fiscal que le cambie el rostro a esta institución con sangre nueva, combinada con capacidad, para así renovar a plenitud la procuración de justicia.

Gertz, por fin se fue

Durante casi tres décadas, Alejandro Gertz Manero ocupó diversos cargos relacionados con la prevención del delito y la investigación de los mismos. Tanto del orden común como del fuero federal:

En la víspera presentó su renuncia como titular de la Fiscalía General de la República (FGR), donde despachó los últimos siete años, para irse de embajador a ‘un país amigo’, según dijo.

Su trayectoria en el servicio público ha sido harto cuestionada, pues se ausentó por largos períodos del cargo; una sobrina suya lo acusó de abuso sexual; es señalado de haber adquirido propiedades en España; lo señalan de abuso de poder; y omisión respecto a los campos de adiestramiento que montaron los grupos criminales, como el de Teuchitlán, donde fueron encontrados restos humanos y ropa de personas desaparecidas.

Simpatizó con cinco partidos: PRI, PAN, PRD, MC (cuando se llamaba Convergencia) y morena; y mantuvo relación cercana con Luis Echeverría Álvarez, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador, entre otros presidentes de la República.

Su avanzada edad y su deteriorada salud no le impidieron mantenerse en los pináculos del poder, ‘pues sabe demasiado’, según advierte la vox populi.

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