#DESDELAFRONTERA
POR #PEDRONATIVIDAD
Dicen que la política, la buena política, no sólo se anuncia, se lee entre líneas, se observa en los silencios y se entiende en los lugares donde algunos son invitados, y otros simplemente no. El sábado, mientras El Sol de Tampico celebraba su 75 aniversario, no sólo se festejaron tres cuartos de siglo de historia periodística; también se envió un mensaje que corrió como corriente eléctrica entre la clase política tamaulipeca.
Ahí estaban, como era de esperarse, los alcaldes de Tampico, Madero y Altamira. Nombrarlos anfitriones sería un exceso, pero presencia obligada, por supuesto. Lo lógico, lo formal, lo políticamente correcto. Pero lo que rompió el esquema tradicional fue la silla reservada desde el norte, la que cruzó el estado para colocarse al nivel de los dueños del evento… Carmen Lilia Canturosas.
Mientras muchos se enteraron y lo vieron como un acto protocolario, quienes entienden el ajedrez político notaron que esa silla no era casual, ni de cortesía. Fue una señal. Y no cualquiera, una que subraya con tinta indeleble quién está marcando agenda, no sólo en Nuevo Laredo, sino en todo Tamaulipas.
Porque no es secreto que Carmen Lilia se mantiene entre las mejores alcaldesas evaluadas del país. Tampoco es novedad que ha logrado convertir a Nuevo Laredo en el motor económico del estado, un puerto fronterizo donde el comercio respira, crece y contagia. Pero que su figura se coloque al centro del reflector fuera de su territorio y en pleno sur… eso ya es estrategia, no accidente.
No hubo fila de invitados municipales. Hubo una silla (una relevante, cercana al dueño del periódico y al gobernador Américo Villarreal), y esa silla tenía nombre. El mensaje corre en pasillos, la frontera no sólo exporta mercancías, también liderazgo.
Y es que Tamaulipas es tierra donde el poder rara vez se reparte sin intención. Quien fue invitada, lo fue por algo. Quien se sentó al frente, lo hizo porque su trabajo habla más que cualquier discurso. Cuando un medio con 75 años de historia decide a quién mostrar, a quién acercar, a quién dar la palabra y la fotografía, no hay error… hay lectura obligada.
Ahora bien, hablar del futuro político en esta columna no será con vaticinios, ni con nombres en voz alta, eso lo hará el tiempo. Pero dejemos esto sobre la mesa, hay piezas que se mueven con destino, trayectorias que no necesitan anunciarse, porque ya se están construyendo solas. Y cuando el sur y el norte comienzan a mirarse a los ojos, cuando a la frontera ya no se le aplaude sólo desde ahí, sino también desde el sur… algo está pasando.
Quizá, solo quizá, lo de Tampico no fue simple invitación. Tal vez el destino, la dinámica, o la casualidad con muy buena puntería, puso a Carmen Lilia exactamente donde comienzan los caminos que llevan más lejos.
Y ya se sabe, en política no existen las coincidencias… solo señales disfrazadas de casualidad.
PODER JUDICIAL… 200 AÑOS DE SILENCIO
Doscientos años. Dos siglos de resoluciones, debates, acuerdos y decisiones que definieron destinos, carreras, fortunas y libertades… todo detrás de puertas cerradas, sin registro en audio, sin video, sin memoria. Un Poder Judicial casi espectral, sin archivo que permitiera mirar hacia atrás y preguntar (como sociedad), qué se decidió, por qué se decidió y quién tomó la palabra.
Así caminó la justicia tamaulipeca, en la penumbra, quizá cómoda, quizá conveniente.
Pues bien, la fiesta del silencio se terminó.
La presidenta del Poder Judicial del Estado, Tania Gisela Contreras López, soltó un anuncio, a partir de enero, las sesiones del Pleno del Supremo Tribunal serán transmitidas en vivo. Sí, en vivo. Con cámaras, con registro, con memoria. Y no por gracia ni favor, sino bajo el principio de máxima publicidad, ese que durante más de dos siglos se interpretó, curiosamente, al revés.
La Magistrada fue directa, casi quirúrgica al tocar un tema que nadie quería decir en voz alta, “Es interesante conocer por qué a 201 años de la Fundación del Poder Judicial no hay material videograbado…”
La frase exhibe más que explica. ¿Descuido? ¿Resistencia? ¿Tradición? ¿Conveniencia? Nadie lo sabe y, según Contreras López, no habrá investigación ni amonestación, porque la ley no lo exigía. Y tal vez ahí está el verdadero problema, la ausencia histórica de una obligación que permitiera ver, escuchar y evaluar al Poder Judicial en acción.
Pero eso está cambiando. Y rápido.
La titular del STJ anunció reformas a la Ley Orgánica para que las sesiones no solo puedan, sino deban ser públicas. Que la transparencia deje de ser buena intención y se convierta en regla. Que el Poder Judicial deje de funcionar como torre de piedra y se comporte como institución del siglo XXI.
Tamaulipas lo había esperado 200 años.
Más vale tarde que nunca.
A ver quién sonríe frente a la cámara… y quién prefiere bajar la mirada.
LISTA LA TERNA PARA FISCAL GENERAL
Tamaulipas enfrenta una de las decisiones más sensibles de los últimos años, ¿quién será la próxima o próximo Fiscal General de Justicia el Estado?
La mesa ya está servida y el gobernador Américo Villarreal Anaya ha puesto sobre ella tres nombres, tres perfiles, tres estilos, pero una sola silla disponible.
Marisol Ivette Borja Lara, Jesús Eduardo Govea Orozco y Jesús Gilberto Alarcón Benavides no solo integran la terna; simbolizan la ruta que tomará la procuración de justicia para los siguientes años. Uno de ellos tomará protesta ante el Pleno el 2 de diciembre, y el 16 de diciembre tendrá en sus manos el timón de la Fiscalía.
La Comisión de Justicia del Congreso, encabezada por el diputado Isidro Jesús Vargas Fernández, ya tiene en su poder el documento justificatorio. Se ha dicho que los tres aspirantes cuentan con trayectoria sólida y con afinidad a los principios que hoy exige la sociedad, legalidad, imparcialidad, igualdad y respeto absoluto a los derechos humanos.
El 29 de noviembre el dictamen subirá a votación en el Pleno Legislativo. Allí se definirá si el Congreso está dispuesto a honrar la expectativa ciudadana y elegir por dos terceras partes a quien de verdad encarne la transformación. No una fiscalía sumisa, sino una fiscalía que actúe; no una oficina de sellos, sino una institución que persiga delitos sin mirar colores ni apellidos… ¿Qué, no? Nos leemos.
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