COLUMNA SIN CENSURA
Por: Carlos Carreño Ortiz
En Reynosa ya no sorprende que el alcalde CARLOS PEÑA ORTIZ rehúya de los temas que incomodan. Pero este 20 de noviembre, durante el desfile por la Conmemoración de la Revolución Mexicana, el presidente municipal dejó claro algo más que indiferencia: dejó en evidencia su desprecio hacia las madres buscadoras.
Mientras los contingentes avanzaban, y cuando integrantes del Colectivo Amor Desaparecidos en Tamaulipas intentaban sumarse para visibilizar la lucha de cientos de familias que viven entre el dolor y la incertidumbre, PEÑA ORTIZ simplemente se levantó del estrado y se retiró. Huyó. No quiso verlas. No quiso escucharlas. No quiso confrontar la realidad que su gobierno, como los anteriores, ha optado por maquillar.
La participación del colectivo no pretendía protagonismo ni confrontación. Buscaban recordar lo que muchos funcionarios prefieren ignorar: la búsqueda diaria, desgastante y solitaria de quienes no han podido encontrar a sus hijos, hermanos o nietos. Pero en lugar de recibir solidaridad, fueron retirados del contingente. Una metáfora perfecta de lo que las autoridades han hecho por años: apartarlos, callarlos, hacerlos invisibles.
No es nuevo. CARLOS PEÑA ORTIZ y su madre, la exalcaldesa, y ahora Senadora, MAKI ORTIZ DOMINGUEZ, han construido una imagen progresista hacia afuera, pero hacia adentro han sido incapaces de mostrar empatía real hacia las víctimas de desaparición. Siempre han dado la espalda. Siempre han minimizado. Siempre han evadido.
Y si algo quedó claro en este desfile, es que para el alcalde resulta más cómodo posar para la foto que enfrentar la tragedia que vive Reynosa, una ciudad marcada por la violencia, por la incertidumbre y por cientos de familias que siguen buscando a sus desaparecidos sin el apoyo institucional que merecen.
Pese al agravio, los colectivos reiteraron que seguirán alzando la voz.
Y lo harán porque la dignidad no se negocia, porque la memoria no se oculta y porque la verdad no desaparece sólo porque un alcalde decida levantarse de su asiento.
En todo caso, la huida de PEÑA ORTIZ no borra nada. Sólo confirma lo que ya sabíamos: hay autoridades que prefieren mirar hacia otro lado antes que enfrentar la realidad que deberían atender.
Hasta la próxima.