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Enrique Jonguitud
Ciudad Victoria, 7 de noviembre.– Tamaulipas enfrenta una situación crítica en materia forestal, con incendios recurrentes, suelos degradados y brotes de plagas que afectan amplias zonas boscosas. Aun con los programas de manejo sustentable, la conservación avanza más lento que el deterioro.
Durante 2025 se reportaron 23 incendios forestales con más de 18 mil hectáreas afectadas en municipios como Tula, Ocampo, Casas y González. En paralelo, brigadas especializadas realizaron trabajos de saneamiento en 32 hectáreas para contener el gusano descortezador del pino, que amenaza las zonas altas de la Sierra Madre Oriental.
Antonio Varela Flores, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural, Pesca y Acuacultura, reconoció que la verdadera tarea no es apagar incendios, sino prevenirlos. “Estamos trabajando con los productores para generar conciencia, pero también capacidades técnicas que permitan un aprovechamiento responsable”, sostuvo.
El avance de la frontera agrícola y la pérdida de suelo fértil agravan el panorama. Aunque el 47 por ciento del territorio tamaulipeco —equivalente a 3.8 millones de hectáreas— conserva cobertura forestal, una parte considerable muestra señales de degradación.
En 2024, el Programa de Desarrollo Forestal Sustentable destinó 7.14 millones de pesos a rehabilitar 12.5 kilómetros de caminos forestales, capacitar a 192 productores y desarrollar un proyecto piloto en tres ejidos productores de carbón vegetal. Desde el vivero de Tamatán se donaron 21 mil 524 plantas nativas, con beneficio para más de 64 mil habitantes.
Sin embargo, expertos advierten que los apoyos son insuficientes frente al ritmo de pérdida de masa forestal y la presión sobre los ecosistemas. Las metas hacia 2026 incluyen reforzar la prevención de incendios, vigilar las zonas críticas y fortalecer la cadena productiva forestal bajo criterios de sustentabilidad.
El desafío inmediato, coinciden autoridades y productores, es conservar lo que aún queda en pie. En Tamaulipas, los bosques resisten entre el fuego, las plagas y el abandono, mientras el equilibrio entre desarrollo y naturaleza se vuelve cada vez más frágil.