La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Uno de los grandes problemas para el sistema de partidos en Tamaulipas, es la elección de candidatos distanciados, ajenos, a la actividad de los grupos antisociales. El 2027, será todo un desafío. Encontrar aspirantes a los diferentes cargos de elección popular, se percibe complicado; sobre todo, porque existe todo un caudal de información que pone bajo sospecha a buena parte de nuestra clase política.
Como se sabe, ese factor oscuro ha permeado buenos segmentos de las actividades productivas en la región. El comercio, la agricultura, el sindicalismo, el comercio exterior tienen en sus venas algo de plasma de origen cuestionable.
También, parte -no dimensionada hasta hoy- del colectivo político de la región se dejó seducir por los encantos de los dólares y se fueron de buche sin medir las consecuencias que ahora expone, sobre todo la versión, norteamericana; ya como excusa para la intervención, ya como combate y contención de esas actividades que amagan con expandirse hasta sus propias puertas.
¿De dónde sacarán los nombres sin cuestionamientos?
¿Estudiarán los partidos los antecedentes de los hombres y mujeres que los representarán como candidatos en las elecciones del 2027 y 2028?
Para decirlo con objetividad: no muchos, pasan el filtro de la moral que exigen las circunstancias actuales.
Grande el desafío de MORENA.
Mayúsculo el reto para el PAN.
Complicado embrollo para el PRI.
Para el Partido Verde, será un verdadero galimatías resolver los cientos de candidatos necesarios para cubrir los requisitos en la geografía electoral tamaulipeca.
Lo bueno de ese inédito escenario, es el impacto que tendrá en los procesos de selección de aspirantes, el uso de la criba: será menor la presencia de hombres y mujeres postulados con manchas en su vida sociopolítica.
Todos los partidos tienen cuadros impresentables.
Eso sí: reducirán sus listas como medida precautoria.
La limpieza necesaria, será una oxigenación para el sistema de partidos tamaulipecos; no se trata, de ponerlos bajo la alfombra hasta que pase la tormenta: habrá que darlos de baja y aclararles por qué estarán ausentes de los procesos del 2027 y 2028.
Desde ya, todas las organizaciones políticas, deben renovar sus élites dirigentes como un trabajo obligado para ampliar su cantera de aspirantes con diferente carga genética que les fue impresa por el viejo sistema político.
Se verán a mediano plazo los resultados.
Serán satisfactorios por el lado que se le vea.
Tendremos una renovada clase política.
Veremos una nueva moral y eticidad, de los políticos.
Y tendremos, aunque parezca imperceptible, un positivo y plausible cambio en nuestro cansado sistema político.