Adán Echeverría
Y sucedió lo que parecía una verdad de Perogrullo: un alcalde retando a los delincuentes, arengando y diciendo que él no se doblega, que él los pondría en su lugar, que él si lucharía contra el crimen organizado, sin tomar en cuenta qué tan organizado está. «¡Vengan por mí, atrévanse, no les tengo miedo!», gritaba: y fueron por él.
Todo el México pensante sabía que solamente quien tanto grita, quien tanto insulta a una facción del crimen, es porque debe tener protección de la otra facción criminal, pues no hablaba de estrategias de combate a los criminales, sino escupía bravuconadas, y nada más.
«De los muertos no debes hablar, Adán» me insultan en redes sociales, en un país donde la Muerte tiene varios días y formas de celebración. En un México sumido desde siempre en la violencia, una violencia de mil rostros, todos ellos tapiados por el dinero.
Lo repetiré una vez más: «solo los cobardes usan armas». No se es valiente insultando detrás de decenas de guarda espaldas. No se es valiente detrás de un arma registrada o no. Cuando esos casos suceden, no son valientes, solo tienen acceso a las armas, y mucho de ese acceso lo tienen debido a un poder económico.
No veo a las familias mexicanas decidiendo por tener que comprarse un arma en vez de pagar su renta, sus servicios, su comida y transporte, su vestido, en vez de estar invirtiendo en su salud de todos los días. Todos aquellos que apostamos por una vida de tranquilidad no vivimos pensando qué arma comprarnos, ni en el cómo hacernos de una, ya sea de manera legal o ilegal.
¿Cuántos de estos chamacos, hoy sicarios, como el que acabó con el alcalde de Uruapan, se hizo por su propia cuenta del arma que le sirvió para cometer el asesinato?
¿Quién les entrega las armas y las municiones, el parque, a esos chamacos y chamacas que se filman portándolas y subiéndolas a las redes sociales para sentirse poderosos?
La ley en México es muy clara: puedes tener un arma si la registras. Tienes que adquirirla en lugares registrados y con permisos para su venta ante la SEDENA, el SAT y demás instituciones. Es un hecho que esa chamacada que porta armas, y aparece en videos dando gritos como personajes de películas de «indios y vaqueros» utilizando un lenguaje soez y altisonante con la palabra «vrga» una y otra vez, como muestra de su falta de lenguaje, su pobrísima educación, sus múltiples incapacidades, no tiene ni los contactos ni la economía para hacerse por su cuenta del armamento ni de las municiones que requieren y presumen.
¿De dónde salen las armas que portan? Pues de sus jefes. De quienes ponen el dinero. Y esos personajes, esos «jefes», los del dinero, no viven en esos barrios donde habite y sobrevive esa niñada que forma sus ejércitos, esos jefes no viven escondidos ni recluidos en casas comunales faltas de servicios. Y claro que no. Esos personajes, los jefes de toda esta barriada, de quienes ni siquiera el 90% logran conocerlo pues no han tenido contacto con ellos ni lo tendrán jamás; solo son plebe, masa amorfa, son rapazuelos que buscan escapar de la pobreza, los más, y los menos son secuestrados y obligados a delinquir para esos jefes, esos dueños del dinero, que se sientan a la mesa de alcaldes, jefes de grupos policiales, empresarios, líderes de opinión, líderes y dirigentes de partidos y fuerzas políticas, gobernadores, secretarios de estado, mandos de las fuerzas armadas, de todos y cada uno de los partidos habidos y por haber. Facciones de criminales que impulsan candidatos, financian campañas en México, como en la Argentina, en Italia, Alemania, España, y desde luego desde Gringolandia.
Esas armas pasan las fronteras, pero son fabricadas las más de las veces en Israel, en el Reino Unido, y en el país de las barras y las estrellas, moviendo miles de millones de dólares, más que la propia industria de las drogas, porque van de la mano.
Los chamacos y chamacas que son usados como sicarios, como soldadera, pecan de violentos por la falta de oportunidades en la que nacieron. Hay estudios que indican que quien nace pobre en Latinoamérica tiene muy pocas probabilidades de salir de ese estado en toda su vida: «En México, por ejemplo, 7 de cada 10 personas que nacen en hogares pobres siguen siendo pobres», «se necesitan al menos dos generaciones para que los hogares de México salgan de la pobreza» (Lobato Martínez, 2015).
Una gran razón de esto ha sido el terrible neoliberalismo, la dependencia del imperio gringo, tanto como la corrupción de fuerzas políticas que en México se quitaron las máscaras desde 1964 y hasta 2018, decidiendo ser autoritarios, corruptos, entregar los recursos naturales a potencias extranjeras, decidieron hacer violento e improductivo el campo mexicano, para obligar al campesinado a migrar a las ciudades o al país del norte.
Lo sucedido al alcalde de Uruapan este 2025, en estas fechas de celebración de la Muerte en México, tiene que ver con la misma estrategia de los grupos anti derechos a nivel internacional; su asesinato se une al de Charlie Kirk en Gringolandia para culpar a los grupos pro derechos, al asesinato de Miguel Uribe en Colombia para culpar el gobierno pro derechos de Gustavo Petro, y así construir la narrativa de los grupos anti derechos a quienes se les arrebató el poder vía el voto popular y democrático, para solicitar, implorar, suplicar por un ataque armado gringo y sostener el intervencionismo de siempre en Latinoamérica. Ejemplos: Detenido Pedro Castillo en Perú por un golpe de estado, entregado el pueblo argentino a la economía yanqui por el gobierno de Milei, acusaciones infundadas a Evo Morales y la imposición de gobiernos anti derechos en Bolivia, imposición vía fraudes en Ecuador, Argentina, Perú, Bolivia. Acusaciones a Lula da Silva en Brasil, y querer culpar al gobierno de Claudia por el asesinato del bravucón alcalde de Uruapan, de quién hay suficiente evidencia, tanto del apoyo federal y estatal que recibió, así como de las posturas pro 4T cuando le convinieron al alcalde de Uruapan para ser diputado, y de sus acusaciones cuando quiso, aliado al crimen y a los partidos anti derechos, hacerse de una imagen en medios, medios controlados por la oposición, para pelear por el gobierno de Michoacán.
¿Quién puso las armas para que un chamaco le disparara a quema ropa? No son ideales políticos los que perseguía el chico. No fue una venganza personal. ¿Fue un asesinato planeado desde grupos del Crimen Organizado a los que tanto gritaba que acabaría con ellos? ¿O es todo una estrategia de desestabilización de grupos anti derechos para pedir la intervención gringa en México?
Queridos mexicanos anti derechos y pro derechos, mucho cuidado con lo que desean. No se les vaya a hacer realidad.