A MI MANERA
Por Tello Montes
-De la sangre de un alcalde nació la furia de un estado abandonado.
-Quisieron armar una crisis… y Beto les respondió con política.
La indignación no se apaga, arde como pólvora. El asesinato de Carlos Manzo Rodríguez, alcalde de Uruapan, no fue solo otro crimen: fue la gota que derramó el vaso en un estado que desde hace años clama justicia y recibe silencio.
En Michoacán, la gente no está llorando únicamente a un hombre, sino a la esperanza que representaba.
A Manzo lo veían como un líder auténtico, sin poses ni guaruras, que hablaba por los suyos. En cada mensaje, en cada reclamo, pedía al gobierno federal que dejara de mirar hacia otro lado mientras la delincuencia se adueñaba de calles, pueblos y conciencias.
Su voz se apagó a balazos, igual que se apagó la de Luis Donaldo Colosio hace tres décadas, cuando se atrevió a prometer que cambiaría un sistema podrido.
La historia se repite: el poder calla, la impunidad habla.
Desde anoche, las redes sociales son un volcán. Miles de ciudadanos estallan contra el abandono, contra la omisión, contra un Estado que se esconde detrás de discursos huecos mientras los muertos se multiplican. Michoacán no está solo en su desgracia: Sinaloa, Guerrero, Zacatecas: Comparten el mismo grito, el mismo hartazgo.
Porque cuando un gobierno no escucha, se vuelve cómplice. Y la complicidad también mata.
Hoy, un contingente de más de 500 personas salió a las calles de Morelia. Vestidos de blanco, marcharon por la paz, pero también por dignidad. Frente al Palacio de Gobierno, la protesta se volvió rabia; el dolor, furia. Algunos rompieron vidrios, otros rompieron el miedo. El mensaje fue claro: ya basta.
No fue un hecho aislado, fue un acto de desesperación colectiva.
Un pueblo cansado de ser carne de cañón, de vivir con miedo, de enterrar a sus líderes mientras los poderosos guardan silencio.
Esta es la última nota de un pueblo que decidió no callar más.
Y cuando el pueblo se cansa… ni el Palacio Nacional de Michoacán, ni el de la Ciudad de México, podrán resistir el fuego de la justicia que viene desde abajo.
EN OTRO TEMA, la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) alcanzó un logro histórico al obtener la certificación Tipo Inspección Federal (TIF) para su rastro ubicado en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, lo que permitirá exportar carne a más de 60 países y posicionar a Tamaulipas como un nuevo referente en el mercado agroalimentario internacional.
La certificación, otorgada por el SENASICA y recibida por el gobernador Américo Villarreal Anaya, avala el cumplimiento de los más altos estándares de sanidad, inocuidad y bienestar animal en cada proceso: desde el corte y deshuese hasta el empaque y distribución. Con capacidad para procesar 100 reses diarias, el rastro combina educación, ciencia y producción, ofreciendo prácticas profesionales a estudiantes y fortaleciendo la cadena de valor cárnica en el estado.
El rector Dámaso Anaya Alvarado destacó que la UAT produce carne con estándares internacionales gracias a la colaboración entre la Universidad, productores y el Gobierno del Estado. Además, anunció alianzas con ganaderos, la Secretaría de Desarrollo Rural, la Unión Ganadera Regional y la CNOG, así como diálogos con cadenas como HEB y La Michoacana Meat Market, para garantizar la sostenibilidad del proyecto y consolidar a Tamaulipas entre los tres principales productores de carne certificada del país.
Por su parte, el SENASICA subrayó que el rastro de la UAT servirá también como centro de capacitación internacional en inocuidad y bienestar animal para profesionales de América Latina, y adelantó que en una segunda etapa se construirá un rastro para ovinos y caprinos, beneficiando a productores rurales de distintas regiones del estado.
Y EN MATAMOROS, quisieron hacer tormenta… y apenas cayó una llovizna.
Algunos adversarios intentaron inflar un tema administrativo para convertirlo en “crisis de gobierno”, pero se toparon con un alcalde que sabe gobernar con oficio. En menos de una hora, Beto Granados dio la cara, habló con transparencia y desactivó el ruido con hechos, no con discursos.
Mientras otros buscaban reflectores, el Ayuntamiento abría puertas.
En lugar de confrontar, el gobierno eliminó multas, condonó recargos y lanzó un plan de regularización accesible para comerciantes. La tensión se transformó en diálogo y el diálogo en acuerdos. Así, una controversia se convirtió en un ejemplo de buena política.
El resultado fue inmediato: los empresarios —de INDEX, CANACO, UCEN, CANACINTRA, CANIRAC, y decenas de negocios locales— respaldaron públicamente la postura del gobierno. No hubo pleito, hubo entendimiento. No hubo imposición, hubo gobernanza.
Y esa es la diferencia: mientras algunos viven del conflicto, Beto Granados gobierna con soluciones.
Con el respaldo del gobernador Américo Villarreal Anaya, Matamoros demuestra que el diálogo sigue siendo la herramienta más poderosa del poder.
El ruido quiso incendiar, pero la política lo apagó.
El Renacimiento de Matamoros no se detiene.
Tello Montes