A MI MANERA

Por Tello Montes

-La muerte les sigue pelando los dientes… y la justicia también a saqueadores.

-Beto y Américo dan vida a “Almas Tamaulipecas”: donde la tradición respira.

El gobernador Américo Villarreal Anaya abrió las puertas al diálogo público al convocar a los “Diálogos de Consulta para la Reforma Electoral 2025”, un foro que busca poner la voz ciudadana en el centro del debate nacional. El encuentro —que tendrá lugar los días 6 y 7 de noviembre en el Gimnasio Multidisciplinario de la UAT— representa más que un ejercicio académico: es una apuesta por construir desde Tamaulipas una ruta de participación y consenso.

Villarreal Anaya subrayó que cualquier ciudadano podrá registrar sus propuestas en línea o participar de forma presencial durante la jornada principal del 7 de noviembre en Ciudad Victoria, donde especialistas, académicos y representantes sociales compartirán visiones sobre el futuro del sistema electoral mexicano.

El foro, impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum a través de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, y respaldado por el Gobierno estatal y la UAT, apunta a que Tamaulipas sea parte activa de una transformación democrática de fondo.

En otro frente, el gobernador despejó rumores: no habrá más cambios en su gabinete. Tras la salida del secretario de Finanzas, Jesús Lavín Verástegui, por motivos personales y de salud, Villarreal destacó su labor y reafirmó la estabilidad institucional del gobierno tamaulipeco, donde —dijo— la continuidad, la eficiencia y el bienestar social siguen siendo los pilares de su administración.

Y CADA NOVIEMBRE, cuando el copal huele a recuerdo y las velas alumbran los retratos de los que sí se fueron, también aparecen los otros: los que no se mueren ni con sentencia, ni con vergüenza.

Este Día de Muertos, las calaveras políticas vuelven a pasearse —no entre tumbas, sino entre expedientes empolvados y carpetas que duermen el sueño eterno de la impunidad—.

Porque si de algo estamos seguros, es que hay difuntos que todavía cobran, legislan y respiran privilegios.

Como diría José Zorrilla: “Los muertos que ustedes mataron, gozan de buena salud.”

Y vaya que gozan.

Ahí está don Adán Augusto López, alias La Barredora, que, tras su velorio político en las internas presidenciales, anda más vivo que nunca, barriendo críticas y levantando polvo donde el silencio pesa más que la verdad.

A su sombra, los “herederos del poder”, Andy y Bobby, caminan como si la República fuera herencia familiar. Y no olvidemos a “Pepín” López Obrador, el hermano que, sin altar ni veladora, sigue encendido en los negocios del alma pública.

Por su parte, el exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca continúa respirando aire libre mientras la justicia bosteza. Ni las denuncias ni las carpetas han logrado clavarle el último clavo al ataúd. “Los muertos que ustedes mataron…”, repite, mientras revisa su pasaporte y sonríe de medio lado.

En las profundidades del mar, los mandos de la Marina implicados en los huachicoleros de cuello blanco navegan tranquilos. No hay radar que los detecte ni juez que los alcance: la impunidad también flota.

Y en tierra firme, la procesión política parece desfile de ánimas con fuero: los panistas de siempre, Marco Cortés y Ricardo Anaya, que el pueblo dio por sepultados desde hace dos elecciones, ya asoman las manos entre las flores del olvido.

Alejandro Moreno “Alito” sigue entre la vida y la vergüenza, momia priista que ni el tiempo ni la decencia han podido enterrar.

Y si de espectros parlantes se trata, ahí anda Gerardo Fernández Noroña, el senador que resucita en cada micrófono, acompañado del otro senador José Ramón Gómez Leal “JR”, que flota entre lealtades y conveniencias mientras su expediente respira.

Por Tamaulipas, las tumbas políticas también se abren:

César Verástegui “El Truko”, Gerardo Peña Flores, Ismael García Cabeza de Vaca, Luis “Cachorro” Cantú y Mario López Hernández “La Borrega” cambian de discurso, pero no de costumbre. Todos con su veladora encendida, rezando porque la justicia siga ciega… o dormida.

Entre tanto, los huachicoleros de siempre siguen sirviéndose el país por litros, y Cuauhtémoc Blanco, que fue santo, mártir y ahora fantasma político, todavía juega a resucitado con fuero y reflectores.

Pero si algo es seguro, es que en este país hay difuntos que caminan, cobran y legislan.

La muerte los observa desde el altar y les susurra: “Tranquilos… todavía no les toca. La justicia sigue en ofrenda.”

Y si les deseamos que en paz descansen, más va a descansar el pueblo cuando los encarcelen.

Porque aquí, los únicos que de verdad se mueren, son los que no tienen padrino.

EN OTRO TEMA, en “Almas Tamaulipecas” no solo se mostraron colores, música y danza; se respiró el orgullo de un pueblo que sabe quién es. Matamoros fue escenario de un encuentro donde la cultura dejó de ser

discurso para convertirse en una expresión viva de identidad y unión.

El alcalde Beto Granados compartió este espíritu junto al gobernador Américo Villarreal Anaya y su esposa, María de Villarreal, en un gesto que refleja algo más que presencia protocolaria: el respaldo a un movimiento que busca fortalecer el alma cultural de Tamaulipas.

Acompañado por la presidenta del DIF Matamoros, Ana Ariceaga de Granados, el edil subrayó que la cultura es también desarrollo, y que cuando los tres niveles de gobierno caminan juntos, el arte se convierte en una fuerza que educa, une y da sentido de pertenencia.

Entre catrinas, danzas y melodías, “Almas Tamaulipecas” nos recordó que Tamaulipas no solo se construye con obras y números, sino también con las emociones y raíces que nos mantienen de pie.