Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

La sanción a Manuel Muñoz Cano, que el Instituto Electoral de Tamaulipas (IETAM) le impuso por incurrir en la violencia política contra las mujeres en razón de género, me parece excesiva, porque en ningún momento agredió de palabra a la hembra que lo acusa, al llamarla niña, según se aprecia en los videos mostrados.

Quienes conocemos al dirigente estatal del membrete verde sabemos del respeto que guarda a sus semejantes. Nunca le he escuchado proferir malas palabras. Ni menos referirse peyorativamente de alguien.

Y esto lo pueden avalar los políticos y periodistas más reconocidos en la entidad. Hasta los más leídos más allá de la demarcación estatal.

Referirse a una mujer, llamándola niña, es algo normal en todo estrato.

Los padres, a sus hijas, siempre las consideran niñas, aunque rebasen la mayoría de edad.

También los mayores, sin que esto signifique una agresión.

Igual ocurre en las aulas cuando entre compañeras se describen unas a otras como niñas.

Es más, entre las mujeres, se acostumbra así mentarlas, cuando en la tertulia o reuniones sustituyen sus nombres llamándoles ‘esta(s) niña(s)’, al referirse a ellas, para no usar los calificativos de fulana, zutana o mengana.

Quienes rebasamos su edad, habitualmente les decimos niñas. Sin un afán descalificatorio, sino como una expresión cariñosa a su juventud.

Llamarle niña a una mujer, es un hábito social en las zonas urbanas y rurales; costeras y fronterizas.

Pero el IETAM dictaminó que es una agresión.

Entonces, ¿a la niña de mis sueños debo decirle licenciada –en caso de que lo sea–, para no ofenderla?

¿Y a mis amigas dejarles de llamarle niñas para evitar ser denunciado por violencia de género?

¡Ja, ja, ja! Otra vez ¡ja, ja, ja!, aunque el IETAM me retire los derechos ciudadanos a participar en política, pues no pretendo ser diputado local. Ni menos, alcalde de Victoria

El exceso cometido por el IETAM, va más allá, incluso, pues amenaza con mayor castigo a Muñoz Cano si éste volviera a referirse a la ‘ofendida’, aun cuando los ofendidos son él y el mismo membrete verde, pues ambos fueron burlados por la diputada local.

¿O acaso no está claro que sólo los utilizó en su aventura electoral?

Eso es una burla, aquí y en Padilla. Y la burla ofende.

De ahí la siguiente interrogante: ¿por qué cuando fue nominada por el PVEM para ser su candidata a legisladora, en una alianza con morena y el PT, no externó queja alguna sobre Manuel y el partido?

Otra: ¿por qué si cuenta con un capital político propio, como ha dicho, no jugó como candidata independiente?

No, así lo creo, por temor a la derrota.

Hay quienes dicen que su separación del partido verde obedeció a un nuevo proyecto personal. Y como la alianza de ese membrete con morena se rompió, ella optó por irse por la puerta de atrás.

Y más tarde magnificó la opinión del líder político del PVEM, cuando él hizo referencia a su renuncia.

El desplante de Manuel quizá fue lo que más la incomodó y cual mujer despechada reviró en contra.

Lamentablemente, el IETAM acató la instrucción superior de sancionar a Muñoz Cano, generando un mar de críticas contra su acusadora.

Basta ‘echarse un clavado’ en las redes sociales y observar el análisis de las y los periodistas serios.

Alianzas: el final

El fin de las alianzas partidistas está próximo a fenecer, con el rompimiento del PAN con el PRI, aunque antes se dio una fractura entre morena y el PVEM

El sistema de partidos que hay en nuestro país muestra las tendencias políticas más diversas.

Y de cualquier forma se han juntado, pero no mezclado, como el agua con el aceite.

Este sistema igual presenta las fracturas interpartidistas más graves de toda la historia, pues, aunque cada uno de sus militantes (de una u otra forma) se identifica con el membrete donde está afiliado –eso supongo–, no por ello comulga del mismo modo con todos sus compañeros de aventura.

En estricto apego a la legalidad, los seis partidos políticos deben impulsar la democracia, afianzar las libertades, animar la pluralidad, configurar un estado más justo y equitativo, promover el desarrollo, brindar posibilidades de expresión y participación a la gente, garantizar el empleo, la salud, seguridad, etcétera.

Los distinguen las estrategias y tácticas utilizadas para arribar al poder o conservarlo, y, desde luego, posicionarse en el segmento de la sociedad por el cual han decidido tomar parte y cuyos intereses dicen defender.

La coincidencia y característica, en todo caso, es que los dirigentes partidistas, en nuestro tiempo, son flexibles y pragmáticos.

Buscan el poder a como dé lugar, sin importar ideologías o principios.

Lo que sirve y es útil a la causa, resulta bienvenido.

Sin embargo, la mescolanza partidista está en plena agonía.

Y eso, obviamente, perjudicará a los camaleones…

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