Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

*** Descansa en paz amigo Víctor Contreras Piña, ‘El Coyote’, y ojalá en el más allá, a donde te nos adelantaste, sigas ejerciendo el periodismo en completa libertad, con el profesionalismo que en vida siempre mostraste.

En Movimiento Regeneración Nacional (morena) la puerta está abierta para la afiliación masiva, ya que el objetivo trazado es alcanzar una militancia de 10 millones, cuando menos.

Sólo se requiere presentar la credencial (vigente) del Instituto Nacional Electoral (INE) –de manera digital o física–, y llenar un simple registro para dar de alta el número telefónico y un correo digital.

Pero esto solamente en el caso de los ciudadanos que por vez primera incursionen en asuntos político-partidistas, pues a quienes provengan de la oposición se les requiere, además, adjuntar su renuncia a otros partidos.

En el dicho, no todos los saltimbanquis (de la política) lograrían causar alta pues existe una Comisión Evaluadora de Incorporaciones para analizar la situación de esos aventureros. Pero en el hecho, ésta ha pasado por alto el requisito para incorporarlos al proyecto de la ‘CuatroTe’, de tal forma que morena hoy cobija a un gran número de ‘gaviotas’.

Los primeros ejemplos del desacato (reglamentario) ocurrieron durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, en el Consejo Político, ya que no respetó los tres puntos básicos de su propio proyecto (no mentir, no robar, no traicionar), al incorporar a figuras acusadas públicamente de esas ‘debilidades’.

Algunos de esos ‘próceres’:

Norma Rocío Nahle García, antes militó en el PRD, PT y MC; Manuel Bartlett Díaz, en el PRI; Ignacio Ovalle Fernández fue priista; Zoé Robledo Aburto fue miembro del PRD; Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, del PVEM; Octavio Romero Oropeza (otrora perredista); Alejandro Gertz Manero, fue militante priista, panista y Convergencia; Ana Gabriela Guevara Espinosa, militó en el PAN; Alfonso Durazo Montaño, quien fuera priista y secretario particular del panista Vicente Fox Quesada.

Posteriormente se incorporaron otros ‘chaqueteros’ y así la estructura fue creciendo con exmilitantes de todos los partidos hoy existentes y de los que se borraron del mapa en el sexenio del tabasqueño.

Por cierto, morena tuvo que recurrir a la alianza con el PVEM y el PT para acrecentar su clientelismo electoral, por lo que en el proceso federal de 2018 empezó a repartir candidaturas a los saltimbanquis, pues sólo de esa forma era posible aglutinar un poder casi omnímodo.

La apertura que López Obrador dio a sus otrora opositores, pudo ser de gran ayuda para alcanzar el propósito, pero a la mitad de su sexenio empezaron a surgir los cuestionamientos y acusaciones sobre éstos, por lo que durante varios años quedó en veremos la afiliación de nuevos cuadros.

Hoy, la dirigente nacional de morena, Luisa María Alcalde Luján, junto con Andrés Manuel López, el chiquito –quien despacha como secretario de organización del Comité Nacional guinda–, avala la instalación de comités seccionales y, de paso, la apertura a la afiliación masiva, por lo que no se descarta que en lo sucesivo causen alta otros indeseables de la política.

Sólo que esta vez se analizará previamente el perfil de la gente con más experiencia político-partidista, antes de darles el visto bueno, según, creo, previo a los ‘arreglos’ que entre sí realicen.

Pero de que habrá más figuras harto cuestionables en morena, claro que sí.

Sistema de partidos

Por cierto, el sistema de partidos que opera en nuestro país, muestra las tendencias políticas más diversas.

Pero igual presenta las fracturas interpartidistas más graves de toda la historia, pues, aunque cada uno de sus militantes (de una u otra forma) se identifica con el membrete donde está afiliado –eso supongo–, no por ello comulga del mismo modo con todos sus compañeros de aventura.

En estricto apego a la legalidad, los seis partidos políticos deben impulsar la democracia, afianzar las libertades, animar la pluralidad, configurar un estado más justo y equitativo, promover el desarrollo, brindar posibilidades de expresión y participación a la gente, garantizar el empleo, la salud, seguridad, etcétera.

Los distinguen las estrategias y tácticas utilizadas para arribar al poder o conservarlo, y, desde luego, posicionarse en el segmento de la sociedad por el cual han decidido tomar parte y cuyos intereses dicen defender.

La coincidencia y característica, en todo caso, es que los dirigentes partidistas, en nuestro tiempo, son flexibles y pragmáticos.

Buscan el poder a como dé lugar, sin importar ideologías o principios.

Lo que sirve y es útil a la causa, resulta bienvenido.

De ahí que las actitudes, valores e ideología pasen a un segundo o tercer plano.

Poco importa el debate y la contraposición de proyectos.

Más bien se privilegia la imagen y la personalidad de sus dirigentes y en algunos casos de sus cuadros más destacados.

Bajo esta tesitura, es común observar cómo los políticos, los líderes sociales y de opinión, brincan de un bando a otro por la inercia de la jugada y con el ánimo de mantenerse dentro del presupuesto.

Como fuere, hacia el interior de éstos partidos sucumben la mística y la vocación de servicio.

Y es que, lo que motiva a quienes los membretes usufructúan, es mantenerse vigentes y conservar el mando legislativo o acceder a éste a como dé lugar.

Principios, valores, ideología… ¿qué es eso?

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