A MI MANERA
Por Tello Montes
-UAT: seguridad con sentido humano
- Octubre en Matamoros: conciencia, fuerza y esperanza
Tamaulipas no es cualquier estado en el mapa político del país. Siempre ha estado en la mira presidencial, y hoy más que nunca, ese enfoque se traduce en resultados tangibles.
Primero con el respaldo decidido del presidente López Obrador y ahora, con el apoyo firme y sostenido de la presidenta Claudia Sheinbaum, el rumbo del desarrollo tamaulipeco está garantizado.
El gobernador Américo Villarreal Anaya ha sabido capitalizar ese apoyo nacional.
Su gestión, marcada por proyectos estratégicos que ya empiezan a transformar la realidad de miles de familias, refleja la confianza del gobierno federal en una entidad que dejó atrás la confronta para convertirse en ejemplo de cooperación institucional.
El respaldo presidencial no solo se siente en los discursos, sino en las obras: la segunda línea del acueducto en Victoria, el nuevo tramo ferroviario de Saltillo a Nuevo Laredo y los grandes polos desarrollo en Matamoros y Altamira. Son proyectos que, más que infraestructura, representan futuro, progreso y justicia territorial para un estado que por años fue relegado.
“Obras son amores”, dice el dicho, y hoy ese amor entre la Federación y Tamaulipas se traduce en confianza ciudadana.
Las encuestas lo confirman: la presidenta Sheinbaum goza de uno de los niveles más altos de aprobación en la entidad. Y no es casualidad. Es el resultado de un trabajo conjunto, de una visión compartida y de un compromiso palpable: hacer de Tamaulipas un protagonista del nuevo México que se está construyendo.
Y en tiempos donde la seguridad es un reclamo social constante, la Universidad Autónoma de Tamaulipas no se queda atrás.
Bajo la guía del rector Dámaso Anaya Alvarado, la UAT ha hecho de la protección de su comunidad una prioridad real, no un discurso. Hoy, la seguridad universitaria se entiende como un concepto integral: física, digital y emocional.
La casa de estudios ha reforzado su coordinación con las autoridades de seguridad pública y protección civil, con un objetivo claro: que cada campus sea un entorno seguro para aprender, enseñar y convivir.
Desde vigilancia institucional, asistencia vial y atención prehospitalaria, hasta la capacitación de brigadas internas, la prevención se ha vuelto una cultura cotidiana dentro de la universidad.
Pero la seguridad del siglo XXI no se limita a las bardas. En el ámbito digital, la UAT también marca pauta. Sus sistemas tecnológicos cuentan con mecanismos avanzados de protección, avalados con el sello “C3! Cyber”, un reconocimiento nacional que distingue a las instituciones comprometidas con la ciberseguridad. No se trata solo de proteger datos, sino de salvaguardar la confianza y la tranquilidad de miles de estudiantes.
A esta estrategia se suma un componente que distingue a la gestión del rector Anaya: el enfoque humanista. Las unidades de apoyo psicológico y la Defensoría de los Derechos Universitarios son
ejemplos palpables de una universidad que escucha, acompaña y defiende a su comunidad. No basta con vigilar; también hay que cuidar el alma de la institución.
La UAT reafirma así su compromiso con una educación segura, solidaria y moderna. Porque cuando la universidad protege a su gente, protege también el futuro de Tamaulipas.
En otro tema, en Matamoros, el mes rosa no es solo un recordatorio en el calendario, sino un llamado al corazón. El gobierno que encabeza Beto Granados ha decidido poner el acento donde más importa: en la conciencia, la prevención y la vida.
Bajo un mensaje claro y humano, la administración municipal invita a mirar de frente una realidad que toca a miles de familias: el cáncer de mama. Lo hace sin dramatismos, pero con la fuerza de la verdad. Porque más allá de los diagnósticos y los tratamientos, está la valentía inquebrantable de las mujeres que cada día dan la batalla, demostrando
que la enfermedad podrá alterar el cuerpo, pero nunca la esencia.
El llamado es simple y poderoso: acudir a revisiones médicas, escuchar al cuerpo, actuar a tiempo. En una sociedad donde el ritmo cotidiano suele dejar poco espacio para la prevención, recordar que un examen puede salvar una vida es un acto de amor propio.
Durante octubre, el gobierno de Granados no se limita a iluminar edificios de rosa; busca iluminar conciencias. Su mensaje es de empatía, de respeto y de reconocimiento hacia las mujeres que han hecho de su lucha un ejemplo de dignidad.
Con esta campaña, Matamoros reafirma que gobernar también es cuidar. Que la salud pública no se mide solo en estadísticas, sino en esperanza compartida. Porque la detección temprana salva vidas, y hoy más que nunca, esa verdad debe resonar en cada hogar.