CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue. Y al michoacano Irving Barrios Mojica, Fiscal General de Justicia de Tamaulipas, se le agota el tiempo. En diciembre concluye el periodo de siete años para el que fue designado.

El fiscal está obligado a hacer maletas. Aunque no ha dicho abiertamente si buscará la reelección a la que tiene derecho, sería lamentable que lo hiciera. Lamentable porque su gestión deja un saldo en rojo para la justicia tamaulipeca.

La Fiscalía General de Justicia del Estado está, literalmente, patas arriba. El desorden, el rezago y la incompetencia se han convertido en su sello. Miles de carpetas de investigación permanecen arrumbadas en escritorios y archiveros.

Cada carpeta de investigación representa a un ciudadano esperando justicia. Y esa espera se convierte en desesperanza cuando los expedientes se acumulan sin resolución. En Ciudad Victoria, tan solo, el rezago ronda las 20 mil carpetas.

El llamado “modelo de tres pisos”, implementado como plan piloto en la capital, es el mejor ejemplo del fracaso institucional. Todos en la Fiscalía lo saben: es inoperante, improductivo y costoso. Pero nadie se atreve a desaparecerlo.

Reconocer el error equivaldría a aceptar el fracaso. Por eso lo mantienen artificialmente vivo, conectado a un tanque de oxígeno administrativo que no hace más que prolongar la agonía del sistema de procuración de justicia.

El resultado está a la vista: un rezago monumental que crece cada día y que multiplica la frustración de los tamaulipecos que acuden a denunciar. El sistema, como maquinaria, está totalmente descarrilado.

Y es aquí donde el Congreso del Estado debe asumir su responsabilidad. La Constitución obliga a emitir la convocatoria respectiva para la elección de un nuevo Fiscal. No hay atajos. No hay reelección automática.

Si Barrios Mojica quiere repetir en el cargo, deberá competir en igualdad de condiciones con otros aspirantes.

El relevo es, además, una oportunidad de oro para recomponer un sistema dañado.

Tamaulipas necesita un jurista de verdad. Un profesionista que entienda la técnica de la investigación y la persecución del delito. Que domine el derecho, que comprenda la operación de la institución, y que esté dispuesto a cambiar inercias.

El cargo de Fiscal General no debe ser refugio de políticos en retiro ni botín de camarillas. La justicia es demasiado importante para dejarla en manos de la improvisación, la mediocridad o la corrupción disfrazada de experiencia.

Porque sí: durante la gestión de Barrios Mojica tampoco se desterró la corrupción. Los viejos vicios de ministerios públicos y policías siguen tan vivos como siempre.

La lista de aspirantes comienza a moverse. El nombre de Hernán de la Garza Taméz, actual presidente del Poder Judicial del Estado, resuena con fuerza. Su segundo periodo como magistrado concluye este mes y queda libre para competir.

También está el fiscal anticorrupción Jesús Eduardo Govea Orozco, quien ha construido su propia carrera dentro de la institución. Y no puede dejarse de lado a juristas como Dionisio Saldaña Jaramillo, conocedor profundo del sistema.

Saldaña Jaramillo ha sido juez, subprocurador y agente del Ministerio Público. Pocos entienden como él las carencias estructurales de la Fiscalía. Su perfil encarna el tipo de profesional que Tamaulipas necesita: técnico, sobrio y con experiencia.

No se trata de nombres, sino de perfiles. Lo que se requiere es visión, valor y preparación. El siguiente Fiscal debe ser capaz de enderezar una institución que hoy camina a ciegas y que ha perdido credibilidad.

Lo que está en juego no es el futuro de un hombre ni de un grupo político. Es el derecho de los tamaulipecos a vivir en un estado donde la justicia sea efectiva y eficaz.

Por eso, más allá de los cálculos políticos, lo que urge es un nuevo comienzo para la Fiscalía General de Justicia. Que quien llegue, lo haga con el compromiso de rescatar lo que hoy agoniza.

Porque al final, no hay fecha que no se llegue, ni plazo que no se cumpla. Y el de Irving Barrios Mojica ya se venció.

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

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