Golpe a golpe
Por Juan Sánchez Mendoza
El pasado lunes, en la Mesa de Coordinación para la Construcción de Paz, fue presentada la estrategia de seguridad para Tamaulipas, estableciendo que la Guardia Nacional (GN) trabajará contra la extorsión.
Entre las acciones a emprender, según lo acordado por el gobernador Américo Villarreal Anaya y el general de brigada Ignacio Murillo Rodríguez –coordinador territorial de la GN Región Golfo–, se proyectan actividades deportivas, culturales y de convivencia social, para la prevención del delito.
También, la Guardia Nacional, con el apoyo de autoridades militares, Guardia Estatal y fiscalías, reforzará la supervisión de unidades que transportan hidrocarburos de Estados Unidos a nuestro país.
Aquí es pertinente aclarar que, ambos delitos, lastiman profundamente al estado, por ser un cáncer que penetra hasta los rincones más apartados de la geografía estatal, atentando contra individuos y familias tanto en su patrimonio como en su integridad física y moral.
Ciudades y comunidades otrora pacíficas han pasado a constituirse en espacios de alto riesgo donde impera la extorsión, sin que exista a la fecha poder humano capaz de reestablecer el orden y garantizar el respeto a la vida de inocentes que cotidianamente rezan para no caer en manos de los extorsionadores que suelen amenazar la vida de sus familias.
En reiteradas ocasiones se ha comprobado que el hampa teje relaciones y logra penetrar las esferas encargadas de combatirla, lo que ha sido demostrado cuando se logra detener a facinerosos de alto rango, quienes muchas veces son servidores públicos, lo fueron o sostienen relaciones de complicidad con los mandos encargados de la seguridad pública.
Inclusive, en el pasado reciente resultaba común enterarse de cómo delincuentes disfrazados de policías, mediante estipendio, lograban ‘colarse’ a las mejores plazas –éste mal quizá aún se practica–, a fin de estar cerca de los ‘patrones’ para servirles adecuadamente.
Extorsión, secuestros, violaciones, robos, asaltos y tráfico y venta de estupefacientes, así como viles y cobardes homicidios, forman parte de una larga lista de modalidades criminales que llenan a diario los espacios y tiempos de los medios de comunicación masiva y siguen al alza.
Todo eso daña la credibilidad hacia las instituciones encargadas de la seguridad, hasta el grado de que la población agraviada ya protesta por la incapacidad de las autoridades que por ley están obligadas a brindarles seguridad.
Por tanto, vale la pena darle un voto de confianza a las autoridades en su nueva estrategia contra la extorsión.
Victoria crece
El desarrollo de Ciudad Victoria a simple vista se aprecia con:
a) La instalación de nuevos comercios, ajenos al ambulantaje que tanto daño hace a cualquier localidad;
b) Más conjuntos habitacionales de interés social, privados y ‘exclusivos’, en sus cuatro puntos cardinales;
c) El tránsito vehicular, que con todo y ‘chocolates’ podría rebasar los 125 mil automotores;
d) La expansión de la mancha urbana, que ya incorporó a colonias otrora consideradas marginadas, irregulares o parte de la periferia:
e) La construcción de nuevas tiendas departamentales, parques, jardines y el proyecto de más obras para el esparcimiento y ocupación de las instancias públicas; y
f) Sobre todo, la oferta de empleos que rebasa en mucho las expectativas del promedio estatal, regional y nacional.
De los más de 350 mil habitantes que pueblan el municipio de Victoria, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 95 por ciento radica en Ciudad Victoria; es decir, cerca de 335 mil habitantes, y sólo 15 mil aproximadamente viven repartidos en los 42 ejidos que conforman su zona rural.
Acudo a esta reflexión porque sé que para el alcalde Eduardo Gattás Báez no es sencillo satisfacer la demanda de servicios públicos que reclama la sociedad victorense –recolección de basura, limpieza de calles y avenidas, alumbrado público, drenaje, pavimentación, suministro de agua potable, seguridad, fluidez vehicular, etcétera–, pero procura hacerlo.
Y bien, acorde a sus posibilidades de presupuesto.
Ello no le impide ocuparse de otros rubros inherentes a su responsabilidad –muchas veces ha dicho que es presidente municipal de tiempo completo–, como la recaudación de impuestos sin lesionar la economía familiar –usted sabe que ha ofertado la condonación de recargos en el pago del predial–, gestionar para los trabajadores del Ayuntamiento los servicios médicos y el acceso a la vivienda; atender personalmente a sus conciudadanos; o promover el mejoramiento de caminos rurales.
Pero siempre destacando el apoyo que recibe por parte del gobernador Américo Villarreal Anaya, a fin de hacer de Victoria una de las ciudades más atractivas del estado para la inversión y el turismo, bajo el entendido de que esta capital se conserva limpia y amable para quienes la visitan.
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