A MI MANERA

Por Tello Montes

-Américo lanzó un mensaje claro: sin la UAT y el trabajo social, no hay camino real hacia el bienestar de Tamaulipas.

-Con Beto, la transformación también se escribe en el campo.

En tiempos donde las instituciones suelen caminar cada una por su lado, el mensaje del gobernador Américo Villarreal en la UAT sonó distinto: reconoció al trabajo social como la fuerza capaz de transformar realidades y a la Universidad como la gran aliada para construir el bienestar que tanto reclama Tamaulipas.

Ahí, en el marco de la toma de protesta de la nueva directora de la Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano, el mandatario no habló de cifras huecas ni de promesas que se lleva el viento, sino de algo más profundo: la construcción de la salud social y el bienestar comunitario como tarea compartida entre gobierno y universidad.

La frase no es menor. En tiempos donde la urgencia suele comerse a la estrategia, Villarreal puso en relieve que la UAT no solo forma profesionales, sino aliados en la transformación de la vida pública. En particular, destacó al trabajo social como la disciplina más noble para empujar estos esfuerzos, porque —como bien lo subrayó— forma mujeres y hombres comprometidos con su entorno, capaces de sembrar cambios donde más falta hacen: en las comunidades, en los hospitales, en los barrios, en la vida real de la gente.

Este reconocimiento no fue gratuito. Desde el gobierno estatal se ha dado prioridad al trabajo social en las unidades de salud, ampliando además las oportunidades laborales para esta profesión que históricamente ha batallado por el reconocimiento que merece. Ahí se nota la coherencia: se impulsa la formación de jóvenes, pero también se abren las puertas para que ejerzan su vocación.

El rector Dámaso Anaya lo recordó con claridad: la Unidad de Trabajo Social es una de las facultades con mayor tradición en la UAT, fundada en 1957 y hoy con más de dos mil estudiantes. Su historia habla de generaciones que han salido a tejer redes de apoyo, de nutrición, de psicología y de servicio comunitario. No es casualidad que la propia universidad haya puesto sobre la mesa en la Cámara de Diputados una propuesta histórica para que el trabajo social se reconozca en la Ley General de Educación.

El acto de protesta de la Dra. Blanca Guadalupe Cid de León Bujanos, quien asumió la dirección de esta facultad, fue el marco perfecto para reafirmar esa alianza: universidad y gobierno caminando juntos, con una misma brújula, hacia el bienestar social de Tamaulipas.

En un país donde muchas veces la educación y el gobierno parecieran andar por caminos paralelos, el mensaje de Villarreal cala porque apunta a lo esencial: no hay transformación real sin comunidad, y no hay comunidad fuerte sin profesionistas comprometidos con el bienestar de su gente.

Esa es la narrativa que vale la pena destacar, porque entre tanto ruido político, este tipo de coincidencias entre gobierno y universidad son las que verdaderamente transforman la vida pública.

CON BETO, LA TRANSFORMACIÓN TAMBIÉN SE ESCRIBE EN EL CAMPO.

El campo matamorense también avanza, y esta vez lo hace con paso firme. El alcalde Beto Granados puso en marcha una inversión histórica de más de 20 millones de pesos para rehabilitar accesos y brechas en distintos ejidos, beneficiando directamente a cientos de familias.

El banderazo arrancó en el ejido Villanueva, donde se aplicará más de un millón y medio de pesos para mejorar cuatro calles claves. “Nuestro compromiso es claro: que el desarrollo llegue a cada rincón del municipio, porque Matamoros también crece en sus ejidos”, dijo el edil ante vecinos que celebraron la noticia.

Pero la cosa no se queda ahí. Una de las obras más importantes será la rehabilitación de la brecha 18, que conecta desde la carretera Valle Hermoso–Empalme hasta el ejido Revolución. Serán tres etapas de trabajo con más de 7 millones de pesos de inversión, lo que dará seguridad y mejor movilidad a quienes transitan por esa vía.

También se rehabilitará la brecha 10, que une la carretera Matamoros–Reynosa con el ejido Villanueva, destinando otros 7 millones de pesos.

Y para cerrar con broche de oro, se modernizará el acceso al ejido La Tijerita —incluyendo las secciones 3 y 4— con más de 4 millones de pesos.

Con estas acciones, Beto Granados no solo cumple su palabra: consolida un gobierno cercano al campo, que entiende que el progreso también se escribe en los caminos rurales.