DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.


En teoría el sindicalismo es la expresión de la lucha y defensa que hacen los trabajadores en
relación con las responsabilidades del patrón. La lucha es de hace muchos años: mejores
salarios, para evitar la explotación, mejores condiciones de vida, beneficios por el
rendimiento en la jornada de trabajo. En la práctica, los sindicatos se convierten en los
cómplices del patrón y se da el caso que, los lideres, sean detentadores de una inmensa
fortuna en empresas y capital, tal y como sucede actualmente con Pedro Haces.
El sindicalismo en México ha tenido una evolución que, lamentablemente, no ha sido para
proteger y beneficiar al trabajador. En tiempos priistas y con los neoliberales los lideres
sindicales fueron llamados charros, por hacer como que defendían al trabajar pero en la
practica eran cómplices del patrón capitalista. Hoy, con la 4T y MORENA en el poder, el
sindicalismo no mejora, aunque si el salario mínimo por decisión gubernamental.
LIDERES ETERNOS.
En tiempos del PRI como partido en el poder, los lideres sindicales eran eternos. Vale
recordar el caso de Fidel Velázquez, que era de la CTM; entre los maestros, una de las mas
recordadas por su ambición política es Elba Esther Gordillo; en el caso de TELMEX ahí
Francisco Hernández Juárez llego al poder en 1976 y aun lo retiene, tras sucesivas
reelecciones. En PEMEX, muchos recuerdan a Joaquín Hernández Galicia y luego a Carlos
Romero Deschamps.
En el caso de Tamaulipas Joaquín Hernández Galicia, mejor conocido como La Quina, fue
quien más intenso ejerció el poder: hagan de cuenta, ponía alcaldes, diputados, apoyaba a
gobernadores, tenia influencia en todo el Estado. Hubo otros, como Agapito González en
Matamoros; Pedro Ibarra en Nuevo Laredo o Luis Quintero Guzmán en Victoria. Hagan de
cuenta que eran factores reales del poder: el gobernante o el presidente municipal les
concedían prebendas y privilegios.
EFECTO NEOLIBERAL.
Cuando Carlos Salinas de Gortari llego al poder busco modificar la relación de fuerzas, del
ejercicio del poder, eliminando algunos elementos como anular a los sectores partidistas,
sobre todo el obrero. El Quinazo fue el 10 de enero de 1989: el ejercito irrumpió en Madero
y se llevó, preso, a La Quina, así perdió el poder. Igual fue Salinas quien destrono a Carlos
Jonguitud Barrios (1989) y puso en su lugar a Elba Esther Gordillo, cuya ambición no tuvo
limites al grado de convertir a los maestros en carne de cañón de la política con el partido
Nueva Alianza.
En la etapa neoliberal el sindicalismo fue, como quien dice, borrado del mapa, cuyos
desfiles del primero de mayo fueron permeando y perdiendo fuerza. Pero, además, en
tiempos del PAN, el titular de Trabajo y Previsión Social tuvo la desfachatez de

recomendar a los trabajadores que se encomendaran a Dios o a la Virgen María en busca de
solución a sus demandas.
SINDICALISMO EN LA 4T.
El sindicalismo en la 4T no es diferente. Una de las primeras acciones de la 4T fue
santificar a Napoleón Gómez Urrutia, líder de los mineros, que al ser acusado de extorsión
y de robarse dinero del sindicato se refugio en Canadá. Regreso a México y con la
protección de AMLO actualmente sigue como diputado federal. El otro caso, es el de Pedro
Haces, líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México; cuya
vida es polémica, pues no es nada pobre: es senador y llega al recinto legislativo en
helicóptero; sus lujos van en consonancia con sus fiestas, cuando menos de cumpleaños,
que son fastuosas, tanto en México como en España, pues allá también tiene negocios y
empresas. Difícil, si, que sea congruente con eso de la pobreza republicana.
Si observamos los liderazgos sindicales en Tamaulipas es preciso notar que no son visibles
a la opinión pública, no trascienden. Hubo uno de Susana Prieto, que sacudió el
sindicalismo maquilador en Matamos y el ruido le dio para convertirse en diputada de
MORENA, pero de ahí, ya no se sabe nada. Creo que los mas fuertes son Gerardo Galván
en el sindicato de la Universidad, así como el de Blanca Valles en el sindicato de burócratas
estatales. Por cierto, este viernes Blanca dará su informe anual de su liderazgo sindical.
Tanto Gerardo como Blanca pueden presumir el afecto y apoyo de sus agremiados para sus
sucesivas reelecciones.
NO ME DEFIENDAS COMPADRE.
Recuerdo a Leocadio Mendoza como líder obrero. Una ocasión los reporteros lo
cuestionaron sobre los bajos salarios de los trabajadores en las maquiladoras de Victoria. Su
respuesta fue, deprimente, aunque contundente, respondió: “Si creen que no es un pago
justo, pues que dejen el trabajo… les aseguro que de inmediato habrá quienes ocupen su
lugar, hay muchos que, por menos, están dispuestos a trabajar”.
Ese es el problema: el ejercito industrial de reserva, los desempleados.