Alberto Serna

Ciudad Victoria, Tamaulipas.- En Ciudad Victoria, consumir carne fresca se ha convertido en un lujo. Durante los últimos meses, los precios de los distintos cortes han mostrado aumentos constantes de entre un 10 y 15 por ciento mensual, impactando directamente en la economía familiar.

En carnicerías de la capital tamaulipeca, el kilo de pulpa negra alcanza los 259 pesos, aunque en algunos expendios llega hasta los 280 pesos. El bistec ronda entre los 249 y 260 pesos, la carne molida de pulpa se vende en 239 pesos y hasta en 260, mientras que la carne para deshebrar alcanza los 249 pesos.

Otros cortes registran precios igualmente elevados: la milanesa comercial va de los 150 a 180 pesos, la arrachera se ubica en 275 pesos, la deshebrada cocida alcanza los 394 pesos, el chambarete con hueso y la costilla para caldo se ofertan en 165 pesos, y el chicharrón de puerco fluctúa entre 225 y hasta 360 pesos el kilo. Incluso la pechuga de pollo, tradicionalmente considerada más accesible, ya se vende de 150 hasta 200 pesos el kilo.

Alicia Álvarez, ama de casa, comparte que cada semana se enfrenta a un dilema al hacer las compras. “Antes compraba carne molida o bistec dos veces por semana, ahora apenas me alcanza para una vez, y en ocasiones mejor opto por pollo o puerco que es un poco más accesible, porque la carne ya está por las nubes”, lamenta.

Por su parte, José Paz, carnicero del centro de la ciudad, reconoce que los precios han generado molestia en sus clientes. “La gente se queja y con razón, muchos solo vienen a preguntar y ya no compran igual, nosotros tampoco podemos hacer mucho porque cada semana nos llega más cara la res”, explica.

En contraste, algunos consumidores han recurrido a opciones más económicas, aunque con menor calidad. “En el súper hay carne congelada que sí es más barata, pero no es igual a la fresca regional, no sabe igual y rinde menos”, comenta Rosa Rodríguez, otra habitante de Victoria.

A pesar de la escalada de precios, el secretario de Desarrollo Rural, Pesca y Acuacultura, Antonio Varela Flore, había señalado que la carne no debería registrar aumentos significativos, debido a que la producción se mantiene en la región y no se está exportando. Sin embargo, la realidad en los mostradores contradice esa expectativa, ya que los incrementos continúan afectando a los consumidores.

Mientras las familias victorenses ajustan sus hábitos alimenticios, los precios de la carne fresca siguen en ascenso, consolidándose como un lujo cada vez más lejano para muchos hogares, la expectativa de un freno en el alza se desvanece con cada visita al mercado, donde el golpe al bolsillo es cada vez más fuerte.