La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Un estudio de la inteligencia de los aparatos de gobierno ubica a la aduana de Reynosa, Tamaulipas, como el epicentro del comercio y el transporte de mercancías de naturaleza ilegal. Superando en mucho, la aduana de Nuevo Laredo. Esas peculiaridades del paso internacional reynosense, ha prohijado poderosas élites que alimentaron sus fortunas con fondos de ese origen pecaminoso.
Los nuevolaredenses, tenían todo para convertirse en el foco de atención de inversionistas y grandes comerciantes por el notable tráfico que pasa a ambos lados de México y USA.
Dos elementos hicieron de Reynosa, la importante zona que ahora es: la Refinería de PEMEX que en sus tiempos gloriosos funcionaba a todo tren y un personaje central en todo el submundo fronterizo, Guillermo González Calderoni.
La factoría de PEMEX se transformó pronto en motor económico de la ciudad por su importancia detonadora del comercio y los servicios; González Calderoni, en tanto más escalaba en la pirámide de mando de la entonces Policía Judicial Federal, más protegidos le salían en su tierra.
Fue tan eficaz como policía que comían en su mano los emergentes capos de la región.
La Refinería de Reynosa llegó a ser tan importante económica y socialmente, que un líder petrolero -Antonio García Rojas- llegó a creer que tenía posibilidades de ser gobernador del estado. Había llegado al senado de la república, con todo lo que los petroleros representaban en el estado; le había permitido posicionarse en toda la geografía de la entidad, la presencia poderosa de los petroleros y el sindicato que comandaba.
No pudo.
Sí logró algo novedoso: inauguró la incursión de las élites reynosenses, en la disputa del poder más allá de los límites municipales.
Los grupos de poder urbanos iniciaban -los años 60 y 70- su consolidación.
A esos poderosos grupos económicos derivados de la Refinería, también se sumó Crisanto Ramírez que acabó preso por un diferendo con Heriberto Deándar Martínez. Su enorme fortuna, aún sobrevive en empresas y negocios vinculados a los hidrocarburos. Se le acusó de un fraude por más de 200 millones de pesos -de ese tiempo- a PEMEX estando al frente de las instalaciones reynosenses de la paraestatal.
Esa pugna y su resultado, galvanizó la estructura de Deándar Martínez.
González Calderoni, fue el padrino de varios conglomerados económicos y afluentes políticos locales. El más sobresaliente de esos clanes, fue el de Gómez-Cabeza de Vaca o Cabeza de Vaca-Gómez.
A su amparo nacieron, crecieron y se reprodujeron.
Así como a Crisanto lo enterraron sus ambiciones terrenales, ahora están en la mira sus colegas de esta época.
Como García Rojas el senador José Gómez Leal, pretende ser gobernador.
La historia no se repite; lo que se repiten, son los errores de los actores sociales.