CUADRANTE  POLITICO——-POR  FERNANDO  ACUÑA  PIÑEIRO—-

——

Dicen que después de ganar en las urnas, la mejor prueba de fuego para un gobernante, es su exposición abierta al público.   El lunes por la noche, en el zócalo tamaulipeco, frente a palacio, se escribió una historia que  habla de un gobernador fuerte, y arropado por el pueblo.

 En el estallido victorioso de cada pirotecnia, vimos también la derrota de esa  guerra de lodo, impulsada desde la oscuridad por el exgobernador García  Cabeza de Vaca y su pequeña banda de conjuras mediáticas.

    Reinciden   desde su pequeñez en sembrar infamias contra esta  patria norestense, que sigue firme en el rumbo, en la ruta hacia las elecciones del 2027 y 2028.

 Si alguien  preguntase, que fue lo que  la noche del grito se llevó en la plaza central de nuestra capital tamaulipeca, la respuesta es: las evidencias de armonía entre pueblo y gobierno, arrasaron   con  los rumores, y  derrumbaron las campañas de guerra sucia, de quienes desde sus guaridas  tenebrosas, siguen buscando, sin éxito, que le vaya mal a nuestro estado.

  La masa ciudadana fue, indudablemente, el mejor termómetro político para medir la fuerza de quien encabeza las instituciones. Y desde luego, el  buen humor social del pueblo ante su líder.

  Eso justamente es lo que acaba de ocurrir con el doctor Américo Villarreal Anaya, en la reciente celebración independentista. La del pasado lunes por la noche, fue de manera redonda, un encuentro de festejo, de júbilo y consolidación de la alianza entre el gobierno morenista de la llamada 4T, y  la gente que acudió de manera espontanea al zócalo estatal frente a palacio.

  El evento reflejó de manera especial, un factor de lo más trascendente: frente a las infamias de un cabecismo prófugo y de un PAN apestado electoralmente, afloró la imagen de un pueblo y su gobierno, avanzando de la mano.

   En suma lo que todos vimos, fue un ejemplo gráfico y elocuente de gobernabilidad.  En cada gesto de alegría ciudadana, en cada close-up de este encuentro entre el pueblo y el poder, el mensaje explicito fue la presencia de este concepto fundamental, con el cual se califica la vitalidad de una democracia, como la que se vive en Tamaulipas.

     Una gobernabilidad generadora de estabilidad y un legítimo orden social y jurídico.

 Esta fraternidad, donde se observa que AVA y las familias tamaulipecas, han decidido ir por un mismo camino,  con obras significativas y políticas de bienestar social, este nuevo escenario, molesta mucho a la camarilla de los cabecistas texanos, que nunca pudieron lograr algo parecido.

  Los hechos  son contundentes.

La gente se volcó en las plazas públicas de las principales regiones del estado. Y aquí en la capital, el gobernador demostró una vez más que,  su estilo de gobernar con prudencia, pero con pulso firme, y en solida alianza con la Presidenta Sheinbaum,  es la mejor vía, para mantener la confianza y la buena calificación de sus gobernados.

  En pocas palabras, Tamaulipas demostró una vez más que, está unido en torno a una nueva administración estatal, cuyos ejes principales  son  de justicia, transparencia y honestidad.

  La noche del grito en todo Tamaulipas fue también un triunfo de esas mayorías que anhelan la paz social y la apertura de mayores oportunidades para emprender y prosperar.

 El tramo del devenir sexenal aun es largo. No dudamos que sobrevendrán temas complejos, porque de hecho, la tarea de gobernar en estos tiempos huracanados, no es nada fácil.

 Sin embargo, el mejor antídoto seguirá siendo la unidad y la confianza ciudadana, y su apuesta por un rumbo certificado en su  certidumbre. Y especialmente en la voluntad de lograr un mejor futuro para todos.

 En Tamaulipas hay un gobernador fuerte en todos los sentidos. Fue lo que se vio en la noche del grito. Un gobernante que ya tiene todos los hilos del poder. Y los usará para fortalecer las políticas públicas, a favor de los sectores más vulnerables.

 Pero también para llamar a cuentas a quienes le fallaron al pueblo, dejando un sucio rastro de opacidad, complicidades y corrupción.