La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Los representantes de los hermanos Carmona, en sus días de gloria, desplazaron a algunos precandidatos a alcaldes que no aceptaron plegarse a sus designios. En importantes ciudades de Tamaulipas, se entronizó esa gavilla.
El más importante municipio en donde centrifugaron a personajes ajenos a su banda fue Matamoros.
El doctor Víctor García -hoy diputado local- por su trayectoria y por su historia política en esa región estaba en la lista de prospectos a gobernar ese puerto fronterizo.
No pudo.
Se le atravesó en sus intenciones, el factor más poderoso -por ese entonces- en la frontera norte: los magnates del guachicol.
Cabildearon en la CDMX con otro beneficiario de la secta de los hidrocarburos -Mario Delgado, entonces líder nacional de MORENA- y lograron sacar la candidatura de Beto Granados con todo y sus cuestionables antecedentes. Los niveles de complicidad de los Carmona permearon hasta la más alta estructura partidista de la IV T.
Su influencia, permitió sacar la decisión de la candidatura a la alcaldía de la ciudad, a Delgado y socios.
Delgado y los guachicoleros (as) desplazaron al médico García. Requerían al frente de la presidencia municipal, un personaje que colaborara a pagar la deuda de los hermanos Carmona de las inyecciones económicas a ciertas candidaturas tamaulipecas.
Una de las más relevantes carmonistas, se hace que la virgen le habla. Mantiene el interés en ocupar la alcaldía. Sigue en campaña como si nada ocurriera; exactamente, como en los tiempos dorados del poder de la gavilla que la apadrina.
Para ella los cambios, no llegan a Matamoros.
Lo cierto, es que el debilitamiento estructural de la familia Carmona, está alcanzando a todos sus socios. Y está cambiando la correlación de fuerzas de los escenarios locales. Esto, hace tomar al poder presidencial y al estatal el tutelaje de la mayoría de las candidaturas al menos, en ocho alcaldías que representan un valor estratégico para el proyecto de nación que impulsan Claudia Sheinbaum y Américo Villarreal Anaya.
En ese escenario la fractura de uno de los más influyentes grupos de poder y de gobierno, lo soslaya como factor destacado en la pugna por el poder municipal.
Esa nueva realidad, abre la puerta para el arribo de Víctor García; ya no existe el veto del pasado.
Retoman el poder estatal y federal, el control de las candidaturas por espacios de poder.
¿Quién se atreverá a enfrentar a esos factores?
Con los caudillos cívicos desaparecidos -Jorge Cárdenas González y otros-, se ve desierto el paisaje para organizar una rebelión exitosa contra las propuestas del estado o la federación.
Ni adentro ni afuera, se ven fracturas en MORENA.
Nunca en el cuarto año de operación de un gobernador, se había avizorado un entorno de paz social plena.