Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

El primer informe presidencial de Claudia Sheinbaum Pardo, lo entregará a la Cámara de Diputados la secretaria de Gobernación, Rosa Isela Rodríguez Velázquez, al abrirse el primer período ordinario de sesiones del segundo año de ejercicio constitucional.

Horas después, en Palacio Nacional, la jefa del Ejecutivo federal hará un recuento de las acciones emprendidas por su administración y ofrecerá un pronunciamiento político.

Esto a diferencia de los mandatarios (priistas) que solían hablar en la tribuna legislativa para extractar el documento entregado por escrito y ofrecer un mensaje –la sesión cameral se transmitía en vivo, en red nacional–, o de su antecesor, quien prescindió de tal práctica para evitar cuestionamientos, al enviar el documento con un propio y, en otra ceremonia, sintetizar su contenido, siendo éste difundido minutos después de haberse remitido a los legisladores.

De cualquier forma, se han filtrado detalles del escrito.

Y se ha hecho a través de spots en las redes sociales, siendo que, por ley, debió remitirse primero al Congreso de la Unión (para su estudio). Y una vez recibido subirse a la internet, aunque no con la precisión que a partir de este día procurarían lo personeros de Claudia.

La apreciación puede comprobarse al visitar la página electrónica de la Presidencia de la República; o quizás, como es mi caso y el de millones de compatriotas, abriendo los mails enviados por cercanos colaboradores de la presidenta, donde aparecen (ya) algunos mensajes video grabados respecto a su primer año de ejercicio, en distintas materias.

Por tanto, este día, con temas plasmados en el primer informe que tal vez todavía ignoren los legisladores que forman parte del Congreso de la Unión –porque el período de sesiones ordinarias se abrió este día y no creo que ya le hayan echado un vistazo al documento–, la mandatario podría hoy tratar de convencernos de su fecundo trabajo, con videos difundidos a través de la internet, aunque no sé si él o quienes lo asesoran desconozcan que mis hermanos obreros, campesinos, pescadores y subempleados, por referir a gran parte de la población mexicana, apenas si tienen para mal comer y menos cuentan con recursos para acceder a los mensajes vía electrónica.

En fin, éste es el nuevo modelo para informar al pueblo por parte de la Presidenta de México.

Así es que, usted ya lo sabe: se compra una computadora, contrata el servicio de internet y toma cursos intensivos en la materia, o, de plano, no podrá gozar de los beneficios que conlleva enterarse del contenido del informe para bien entender el mensaje presidencial, que hoy tendrá lugar.

Credibilidad perdida

Si Claudia Sheinbaum Pardo en verdad quisiera mantener su credibilidad, lo más sensato sería que hoy, ante el pueblo de México, aceptara que los tropiezos cometidos en su ejercicio constitucional fueron causados por la negligencia o ineptitud de algunos de sus colaboradores más cercanos –desde el inicio de su administración–, con la salvedad de que algunos ya están fuera de la jugada.

Formatos distintos

Años atrás, usted lo recuerda, la entrega del documento informativo y el pronunciamiento del mensaje tenían lugar en un mismo recinto y en una misma ceremonia protocolaria. Pero ese formato cambió, a partir de septiembre del 2007, porque Felipe Calderón Hinojosa no quiso visitar el Palacio Legislativo de San Lázaro donde a la fuerza, el uno de diciembre del 2006, entró por la puerta trasera para rendir protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

De entonces a la fecha, el jefe del Ejecutivo federal, en turno, ha rehusado que el salón de plenos de la Cámara baja sirva de locación a cualquier encuentro entre los poderes Ejecutivo (federal) y Legislativo, donde él mismo participe, sin con ello quebrantar la legalidad –nuestra Carta Magna consigna simplemente la entrega del informe por escrito y no la intervención personal del mandatario–, pero sí exhibe su falta de entendimiento con los diputados y, sobre todo, carencia de urbanidad política.

Dos de las ventajas que ofrecían los formatos anteriores eran que al evento acudían todos los integrantes de los tres poderes de la Unión y los dirigentes más representativos del corporativismo obrero, centrales campesinas, agrupaciones de profesionistas, empresarios e industriales; figuras del deporte, jefes de partidos políticos y, en síntesis, todo aquél actor que dentro de su actividad fuera considerado un cabecilla –no líder, pues para alcanzar tal connotación a la mayoría les faltaban tamaños–, y la difusión que se daba al evento a través de los medios de comunicación masiva, o bien por boca de los asistentes a éste, pues para acceder al recinto, a diferencia de hoy, no importaban credos, status social, colores ni ideologías.

Dicho en otras palabras, era un ceremonial de respeto mutuo entre los representantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo, aun cuando en el fondo no se soportaran.

En esta ocasión, como ya es del dominio público, habrá dos eventos en torno a un mismo tema.

En fin…

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