SINGULAR.
Por: Luis Enrique Arreola Vidal
La Sombra de las Ausencias.
Tamaulipas vive atrapado en un número que hiela la sangre: 13,498 desaparecidos hasta junio de 2025, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas. No es un simple dato estadístico; es una herida abierta que coloca al estado en el podio de la tragedia nacional, solo detrás de Jalisco y el Estado de México.
Entre la Desesperación y la Indiferencia
Cada ausencia es una historia mutilada. Un hijo que no volvió a casa, una madre que aún espera, un rostro que se borra de las fotos familiares pero no de la memoria colectiva. La tragedia se perpetúa entre carpetas empolvadas, excusas oficiales y una justicia que nunca llega. El grito de las familias se topa con la sordera institucional, mientras el silencio de los desaparecidos se convierte en eco interminable.
Responsabilidades Difusas, Realidades Ineludibles
La narrativa oficial habla de avances, mesas de coordinación y programas de búsqueda. La realidad es otra: omisiones sistemáticas, negligencia acumulada y complicidad disfrazada de burocracia. Tamaulipas se ha convertido en un laboratorio de la impunidad, donde las autoridades estatales y federales comparten la misma incapacidad —o falta de voluntad— para enfrentar el problema.
Un Llamado a la Memoria y a la Justicia
Este no es un texto más; es una exigencia. Porque detrás de cada cifra hay una vida y detrás de cada vida hay una familia que merece justicia. El dolor no se archiva. No puede ser que Tamaulipas normalice la desaparición como parte del paisaje cotidiano. La memoria es resistencia, y la justicia, una deuda impostergable.