-La reforma electoral consolidará al partido en el poder
-La oposición no tendrá voz ni voto durante los debates
-Eliminación de pluris fortalecería la sobrerrepresentación
H. Matamoros, Tamaulipas.-Si la reforma electoral que pretende la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM PARDO sigue la misma directriz de la reforma judicial, la aplanadora morenista legislativa avalará constitucionalmente la iniciativa de ley, pero no garantizará plenamente la pluralidad, equidad y transparencia que se requiere.
Si el debate, propuestas y análisis anunciado por el presidente de la Comisión de Reforma Electoral, PABLO GÓMEZ ÁLVAREZ, se lleva a cabo como mero trámite para guardar formas no sería aventurado ni temerario predecir que la reforma electoral será un fracaso en materia de democracias y solo servirá para reforzar la gobernabilidad de la Cuarta Transformación a través del partido en el poder.
De entrada, tanto GÓMEZ ÁLVAREZ como la presidenta SHEINBAUM PARDO han encendido los focos rojos al anunciar que se escucharán los argumentos de la oposición pero que no tendrán derecho a voto, lo cual, por supuesto, es un indicativo claro de que el cacaraqueado consenso electoral solo formará parte de la comparsa de la 4T.
El escaparate de presentación de la reforma electoral que no pudo aterrizar el ex presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR contempla algunas acciones que le generen cierto lucimiento: eliminar las diputaciones plurinominales, reducir el financiamiento a los partidos políticos y aplicar la misma norma el gasto en el Congreso de la Unión.
Sin embargo, haciendo a un lado el oropel y de acuerdo a criterios discordantes, pero a la vez sensatos, se crea la percepción de que la reforma electoral que pretende la 4T podría convertirse en una regresión autoritaria que a mediano plazo afectaría el proceso electoral de 2027.
Un probable daño colateral en la renovación de la Cámara Baja del Congreso de la Unión sería que la eliminación de las diputaciones de representación proporcional se traduciría en incrementar la sobrerrepresentación de la actual coalición en el poder.
Por lo tanto, le asiste la razón a la corriente de opinión que sugiere y exige que la reforma electoral se analice, se discuta y se consense en foros que concedan voz y voto a la sociedad civil, autoridades electorales, observadores, académicos y partidos políticos.
Sugerencia que, obviamente, garantizaría la parte fundamental de la reforma electoral en lo que respecta a la apertura real, el debate plural, la equidad y transparencia.
Como ejemplo de lo que no debe hacerse cuando se trata de reformas constitucionales es lo que sucedió con la reforma al Poder Judicial que se tradujo en inconformidades por la falta de un debate real con los conocedores del tema y, lo que resulta por demás vergonzante, una pobre participación de los electores y el uso de los “acordeones” que indujeron el voto en favor de los jueces, magistrados y ministros adoradores del régimen de la Cuarta Transformación.
En consecuencia, resulta una falsedad la postura oficial de la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM PARDO al asegurar que “por primera vez el pueblo de México eligió a sus juzgadores”. La jefa del Ejecutivo federal pasa por alto que solo un 13% del padrón electoral acudió a las urnas el pasado primero de junio con la movilización morenista.
Cabe señalar que la historia en materia de reforma electoral contempla que, hasta 2013, los cambios estaban orientados a lograr una mayor proporcionalidad entre votos ciudadanos y la representación política, el fortalecimiento, independencia e imparcialidad de los árbitros electorales bajo el diálogo y acuerdo de la mayoría.
En plena época del priato-1977-durante el sexenio de JOSÉ LÓPEZ PORTILLO, la reforma electoral incluyó a fuerzas políticas minoritarias en la Cámara de Diputados mediante la fórmula de representación proporcional, aprobándose 100 escaños por la vía plurinominal.
Posteriormente, en 1986, ante los nuevos reclamos de la oposición, el gobierno en turno estimuló la expansión del pluralismo político y la nueva reforma incrementó de 100 a 200 curules pluris en la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
La reforma electoral durante el mandato constitucional del presidente ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN es recordada por la transición democrática que permitió la primera alternancia en el Palacio Nacional con la victoria electoral del panista VICENTE FOX QUESADA.
El acceso gratuito de todos los partidos políticos a la radio y televisión se consensó durante la reforma electoral en 2007, se adoptaron nuevos mecanismos de verificación de las votaciones y se restringió la propaganda del gobierno federal.
En 2013, con nuevos cambios a la ley electoral, el Instituto Nacional Electoral (INE) se convirtió en el órgano rector del sistema nacional electoral y, al mismo tiempo, se estableció una rigurosa fiscalización de los recursos económicos utilizados durante los procesos eleccionarios.
A pesar de lo antes descrito y a juzgar por lo acontecido con la reciente reforma al Poder Judicial, el escenario es sombrío y se percibe que, además del INE y el Poder Judicial de la Federación, el gobierno de la Cuarta Transformación se prepara para apoderarse del Poder Legislativo como en junio pasado lo hizo con el Poder Judicial.
Ni hablar.
DESDE EL BALCÓN:
I.-No les falta razón a quienes opinan que la Cuarta Transformación, con el pretexto de la democracia y que en México el pueblo manda, prepara el asalto al Poder Legislativo mediante reforma electoral, tal y como “por la voluntad del pueblo” dinamitó y se apoderó del Judicial.
Y hasta la próxima.