SIN CENSURA

Por: Carlos Carreño Ortiz

La figura del regidor en un cabildo, en teoría, representa a la ciudadanía: fiscaliza, cuestiona, propone y vela por el interés público. Su encomienda es ser un contrapeso dentro del ayuntamiento, un vigilante de los recursos y una voz de los ciudadanos.

Sin embargo, en Río Bravo ocurre lo contrario.

Uno de sus regidores, BERNARDO GÓMEZ Jr., aparece hoy bajo los reflectores no por defender a los ciudadanos, sino por enfrentar acusaciones de fraude en tribunales de Estados Unidos.

El señalamiento es grave.

Según el Departamento de Justicia, BERNARDO GÓMEZ Jr., junto con otros cuatro cómplices, incluida su esposa LESLEY CHÁVEZ, habría inflado documentos, fabricado registros fiscales y engañado a programas de emergencia creados en plena pandemia para salvar pequeñas empresas.

El dinero que debía destinarse a nóminas y negocios en crisis, unos 11 millones de pesos al tipo de cambio actual, terminó, presuntamente, en gastos personales.

Resulta insultante que quien debe cuidar el patrimonio público en su municipio aparezca, en cambio, en la lista de quienes aprovecharon la tragedia de miles de familias para enriquecerse.

¿Qué autoridad moral puede tener un regidor señalado por usar documentos falsos para obtener dinero fácil?

Mientras en Estados Unidos la presunción de inocencia se mantendrá hasta la sentencia, en Río Bravo el juicio social ya comenzó.

Y no es para menos: un regidor que debía defender el interés público enfrenta acusaciones de traicionar ese mismo principio.

La ciudadanía merece representantes que honren su cargo.

El desenlace judicial dirá si BERNARDO GÓMEZ Jr. es culpable o no. Pero lo que ya es evidente es que ha fallado en su encomienda de regidor.

Y lo mínimo que debería hacer, por respeto a la gente de Río Bravo, es presentar su solicitud de licencia, hasta en tanto se resuelva todo este asunto.

Por cierto, de ser confirmado el fraude cometido por estos cinco ¿delincuentes?, la sentencia que podrían obtener sería de hasta 20 años.

Quizá la buena noticia para BERNARDO GÓMEZ Jr es que tiene a la mano a quien pedirle consejos para vivir, en su caso, en el presidio.

En tanto, por cuestiones de ausencia y de temas de última hora, se ha quedado en el tintero la exhibida que se llevó la ex regidora del PRI, ISNELIA TREVIÑO SALINAS, tras hacerse público que cobró al Ayuntamiento de Río Bravo más de un millón de pesos por construir un ‘cuartucho’ en una escuela.

Lo anterior nada tendría de malo, de no ser porque la aludida priista tiene como profesión la repostería, lo cual, obviamente, nada tiene que ver con el rubro de la construcción.

Pero peor aún, a ISNELIA TREVIÑO SALINAS no se le conoce que cuente con una empresa dedicada al rubro de la obra pública.

Entonces, ¿cómo es que le hizo para lograr la adjudicación de una obra para construir un comedor en una escuela?

Mañana abundamos en este tema.

Regresamos al tema de BERNARDO GÓMEZ Jr., para añadir, por si ofrece, que su suplente en el Cabildo riobravense es ANA ROSA VÁZQUEZ VELOZ, de quien no tenemos mayor información.

Por hoy es todo.

Hasta la próxima.