El Patinadero

Juan Antonio Montoya Báez

Uno de nuestros ex jefes en la prensa escrita nos decía que las páginas sociales no se daban de cortesía para nadie, muy raras veces hacía excepciones, por lo regular la primera plana con llamado en portada era una de las más caras en el periódico.

Había filas de interesados en salir en la página de sociales y era común atender a las madres de las princesas de El Casino Victorense o El Campestre, acudían a las redacciones para revisar desde un día antes la portada de los medios.

No querían errores, buscaban que sus hijas salieran de lo más guapas posibles, para lo cual pagaban una importante cantidad de dinero.

También surgieron algunas revistas de la “socialite” en el país, como la revista Caras, Vanity Fair, Vogue y en ciudad Victoria, por ejemplo, los ejemplares de Sierra Gorda son de los más buscados.

Definitivamente la vanidad es una de los placeres más caros, después de todo cuando usted ha conocido un cirujano plástico que sea pobre, al menos en ciudad Victoria, cualquier doctor que se dedique a las cuestiones estéticas es dueño de un buen capital económico.

Sus intervenciones en operaciones de busto, glúteos, nariz o reducción de abdomen y otras son de las más caras, las cuales se pagan con gusto, tanto por mujeres como hombres que desean verse mejor estéticamente.

Son operaciones por vanidad y esas son las más caras, pues hasta tandas hacen para poder acceder a este tipo de intervenciones que no forman parte del cuadro de atención de la salud pública.

Es por eso que la propuesta del coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Congreso Local, GERARDO PEÑA FLORES para cobrar por vanidad no es tan descabellada, pero si muy arriesgada.

GERARDO PEÑA pide concesionar nomenclatura de avenidas, parques, puentes peatonales y estadios públicos a efectos de generarle ingresos a los estados y municipios sin costo al ciudadano.

Expone que ante la escasez de recursos en estados y municipios hace necesario innovar para encontrar nuevas formas de recaudar impuestos suficientes para atender las necesidades básicas de los ciudadanos.

Con esos recursos se pueden atender demandas entre ellos servicios públicos indispensables para la digna calidad de vida de los habitantes; por ello seguramente muchas empresas estarían dispuestas a potenciar su marca en infraestructura pública.

La propuesta es buena, pues en Tamaulipas hay calles importantes que llevan el nombre de personajes que no lo merecían, no hicieron mucho que digamos por trascender, pero como fueron parte de familias poderosas, dirigentes políticos y hasta ex gobernadores les dieron un espacio en la historia de ciudades, colonias y municipios.

En la ciudad de Brownsville, por ejemplo, una calle en un fraccionamiento lleva el nombre del ex diputado federal del PRI, PEDRO LUIS CORONADO “Peluco”, al parecer pagó para que le impusieran su nombre.

En México se pudiera hacer lo mismo, vender el nombre de las calles, colonias, centros deportivos o hasta quizá escuelas a particulares.

Más de uno podría pagar una considerable cantidad o hasta construir una escuela de cabo a rabo con tal de que le impusieran su nombre, o el de su esposa, madre o hija.

Sin embargo, la idea debe analizarse, pues no siempre es la gente, buena y honrada los que tienen más dinero, muchas veces son los corruptos o delincuentes los que tienen el mayor poder económico y podrían acaparar los nombres para perpetuarse, limpiar su nombre y apellido.

Es una idea algo fuera de lo común y tendría que analizarse la llegada de la calle de la vanidad.

Bueno, por hoy es todo.

Adiós y aguas con los patinazos…

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