La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Todo periodo posrevolucionario, genera la emergencia de un factor presidencial poderoso, como novedoso, que emerge sobre el estado larvario de los demás poderes. Es normal: las instituciones emergentes son siempre inmaduras en un régimen que nace. De esa forma, el presidente es la única forma plenipotenciariamente legítima de la autoridad que le otorgan las fuerzas que obligaron ese vuelco.
Por diversas razones, el Poder judicial, es un embrión.
El Poder legislativo, con todo y su larga vida, continúa comportándose con los vicios del pasado y prácticas que lo ubican en organismo del estado en la inmadurez y la inmediatez.
MORENA está en similar situación (como parte de la visión cosiovillegista, del régimen posrevolucionario mexicano) que los otros entes de autoridad.
En parte, ese fenómeno (no inédito, ocurrió en el pasado) es lo que ha hecho fracasar a la oposición mexicana. No encuentran el punto débil de la presidenta; simplemente, porque ellos mismos crearon -y están creando- las condiciones de un Ejecutivo federal macizo, galvanizado.
No comprenden, que el viejo sistema de partidos quedó pulverizado, diezmado. Incluso MORENA, es un esqueleto sin alma que sólo se mantiene en pie por la fuerza y la potencia de la presidenta.
La política estructural de la oposición está apuntalada por dos o tres medios de comunicación nacionales, que cada día pierden influencia y la producción de memes en las redes sociales. Muy poco daño, pueden hacer esas estrategias a un factor que tiene el 80 por ciento del apoyo de los mexicanos.
El poder presidencial, en ese escenario, es esencial para que funcione el país. Y más, cuando ese factor de decisión cubrió con su manto la elección del poder judicial. No se puede hablar de que el poder ejecutivo tiene el control en la Suprema Corte de Justicia de la Nación; se puede comentar, sí, que la presidenta ensanchó su influencia y legitimidad en los aparatos del estado mexicanos.
(Su narrativa, sus proyectos, sus principios permearon la red de la SCJN).
¿Quién puede negar eso?
¿Cómo enfrenta la oposición esos vuelcos de las políticas de la IV T, si no es capaz de digerirlos?
¿Quiénes combatirán al Segundo Piso, si los opositores están perdidos en altamar sin brújula que los oriente?
Por eso MORENA es lo que es.
No por falta de capacidad, no por falta de iniciativa; es porque el monstruoso oleaje de la IV T, arrasó como la añosa red de mando del pasado creando los cimientos para otro tipo de desarrollo socioeconómico del país.
Ese es el tema.
Desde las entrañas de la erupción sociopolítica, está brotando el nuevo régimen mexicano.