Victoria y Anexas/Ambrocio López Gutiérrez/
En plena construcción del segundo piso de la cuarta transformación, la gran alianza armada por Andrés Manuel López Obrador, que le permitió derrotar ampliamente a sus adversarios, muestra algunas fisuras que se reflejan en las ilusiones de un sector de expriistas beneficiarios del Movimiento de Regeneración Nacional quienes alimentan la versión de que el Partido Verde Ecologista de México podría hacerse de la gubernatura de Tamaulipas. A pesar de que el expediente del exgobernador Eugenio Hernández Flores sigue sin limpiarse, sus propagandistas le atribuyen poderes casi mágicos para replicar acá un gobierno como los que han armado en Chiapas, con Manuel Velasco Coello, y en San Luis Potosí, con Ricardo Gallardo Cardona.
Es explicable que se teorice con la posibilidad de convertir al PVEM en el partido gobernante en Tamaulipas. No debemos olvidar que los “ecologistas”, en distintas etapas de su corta historia, se han aliado con el PRI, el PAN y más recientemente con MoReNa lo cual los convierte en una opción atractiva para quienes no acaban de convencerse de los cambios que promueve la 4T. Para nadie es un secreto que la expanista Maki Ortiz Domínguez se siente más cómoda en el Verde; lo mismo puede decirse de políticos locales encampañados como Hugo Reséndez Silva. Se han beneficiado de la cuarta transformación pero prefieren ser verdes porque es más fácil comprometerse con el medio ambiente que con las clases populares.
A los políticos tamaulipecos que ya han sido besados por el diablo verde se les olvida que MoReNa es un movimiento enraizado en la sociedad tamaulipeca. No mentir, no robar y no traicionar son convicciones que han penetrado entre los jóvenes, los obreros, campesinos, profesionistas, adultos mayores. Las mujeres se han convencido de que la 4T les garantiza mayor equidad en los cargos administrativos y de elección popular; los estudiantes saben que el régimen que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo les asegura las becas necesarias para continuar su preparación. Es tiempo de cierre de filas en torno a las necesidades de la población haciendo a un lado los titubeos que provocan los residuos de la ideología burguesa y los miedos que caracterizan a la pequeña burguesía que solamente razona en base a privilegios.
Quienes vivimos aquí sabemos que el “ecologista” Eugenio Hernández gobernó la entidad dentro de la ortodoxia priista; es decir, promovió, auspició, permitió que sus cercanos se enriquecieran escandalosamente. En esa tarea fue “eficazmente” apoyado por Manuel Muñoz Cano, hoy directivo del PVEM. También sabemos que Maki estableció un cacicazgo en Reynosa, le escrituró la presidencia municipal a su hijo y se mueve para incidir personalmente en la sucesión tamaulipeca. Por fortuna, la entidad es por ahora una de las más politizadas y hay conciencia de que el gobernador Américo Villarreal Anaya llegó al cargo con la plataforma de MoReNa.
Olga Sosa Ruiz, Carmen Lilia Cantú Rosas, José Ramón Gómez Leal, Eduardo Gattás Báez, Mónica Villarreal Anaya y los destacados miembros de la nueva clase política, especialmente los que aspiran a relevar a AVA, tendrán que deslindarse de quienes suspiran por el regreso de los grandes negocios personales; tendrán que redoblar el respaldo a la presidenta CSP; deberán estar más cerca del pueblo con el que se han comprometido y habrán de reflexionar mucho sobre la conocida frase: por el bien de todos, primero los pobres. Ah, y no dejen que los bese el diablo verde.
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