Columna Opinión Económica y Financiera.
Dr. Jorge A. Lera Mejía.
Las bolsas estadounidenses y globales han mostrado notables episodios de volatilidad desde febrero de 2025, influenciadas fuertemente por políticas arancelarias erráticas, tensiones geopolíticas, y la incertidumbre monetaria.
Estados Unidos: El S&P 500 y el Nasdaq alcanzaron máximos históricos a mediados de año, pero retrocedieron en la última semana de julio tras una racha de seis días alcistas. El S&P 500 en particular cerró el 29 de julio con un descenso de 0.3%, mientras el Nasdaq cayó 0.4%, moviéndose ambos lejos de sus récords recientes. El Dow Jones también descendió 0.45%. A lo largo del año, los avances han sido desiguales, con el S&P 500 logrando un alza aproximada de 13.6% interanual hasta junio, pero con episodios de fuertes caídas en marzo y abril, coincidiendo con anuncios y ajustes de tarifas por parte del gobierno estadounidense.
Europa, Asia y América Latina: Estos mercados han seguido la pauta de la volatilidad estadounidense, con caídas y picos basados en la evolución de los conflictos comerciales y las tensiones geopolíticas. La incertidumbre ante potenciales represalias arancelarias ha generado presión a la baja sobre los activos europeos y asiáticos, mientras mercados emergentes latinoamericanos han sufrido flujos de capital salientes ante el aumento de la aversión al riesgo.
Desde abril de 2025, el gobierno de EE.UU. incrementó drásticamente aranceles de importación, multiplicando la tasa arancelaria promedio del 2% a más del 20% en menos de dos semanas. China y otros países respondieron con medidas recíprocas, amplificando la volatilidad y el encarecimiento de costos para empresas y consumidores. Las previsiones apuntan a impactos negativos en el PIB tanto de EE.UU. (con estimaciones de contracción de 0.6% a 1% anual) como de la Unión Europea y otras economías, especialmente si persisten las represalias.
Conflictos como los de Ucrania y Gaza han agravado el panorama para el comercio mundial y las cadenas de suministro, causando:
Disrupciones severas en envíos de granos y materias primas clave, con bloqueos y destrucción de infraestructura agroindustrial, elevando el riesgo de escasez y aumento de precios.
Aumento de costos logísticos y restricciones de capacidad, marcando el final de la “optimización extrema” en cadenas de suministro globales y empezando una búsqueda de mayor resiliencia.
En julio de 2025, la Reserva Federal mantuvo, según lo previsto, las tasas de interés sin cambios. A pesar de la presión del ejecutivo para bajar tasas, el banco central adoptó una postura cautelosa ante el repunte inflacionario inducido por los nuevos aranceles. Los mercados ahora se guían por las señales de forward guidance del Fed y esperan el impacto en el crecimiento de EE.UU. y mundial.
La combinación de políticas comerciales erráticas, conflictos regionales y temores sobre políticas monetarias mantienen a los mercados en un contexto de altibajos, con niveles de volatilidad por encima del promedio histórico. Los riesgos de prolongar escenarios proteccionistas y bélicos amenazan la estabilidad de las cadenas de suministro y, en consecuencia, la recuperación económica global. Los recientes retrocesos del S&P 500 y el Nasdaq tras sus récords ilustran la fragilidad del mercado frente a estos factores de incertidumbre.
¿MÉXICO EN PAUSA?
Las recientes previsiones apuntan a que el crecimiento del PIB de México para el cierre de 2025 será apenas de 0.2%, reflejando un ambiente de virtual estancamiento económico. Esta cifra representa una fuerte desaceleración frente a los años previos y marca el menor crecimiento desde la pandemia, consolidando la preocupación de un estancamiento.
Factores detrás del estancamiento
Política comercial y entorno global: El contexto incierto por las guerras de tarifas a nivel global, particularmente EE.UU., ha golpeado la confianza e inversión privada. Las cadenas de suministro enfrentan disrupciones y la demanda externa se debilita, directamente afectando a México como economía fuertemente exportadora.
Desaceleración interna: El consumo se mantiene débil, el empleo formal avanza lentamente y la inversión privada y pública muestra rezago ante la incertidumbre política y regulatoria.
Sectores clave: El agro repuntó a inicios de año, pero la industria y servicios permanecen estancados o con crecimientos marginales. El crecimiento trimestral del 0.2% en el primer trimestre fue sostenido solo por el sector primario, mientras industria y servicios se contrajeron o se mantuvieron planos.
Organismos como el FMI y Banco de México, así como la encuesta de analistas de Citi, coinciden en prever crecimientos de entre 0.1 y 0.2% para 2025, con advertencias expresas de debilidad persistente si no mejora el entorno global y doméstico.
Sí, el consenso internacional y los principales organismos advierten que estas cifras reflejan un estancamiento económico para México en 2025. No se anticipa recesión técnica, pero sí una economía “en pausa”, muy lejos de un ciclo expansivo. Hay riesgos de que el bajo crecimiento se prolongue si no se disipan las tensiones comerciales globales y si la política interna no genera certidumbre para atraer inversión y dinamizar la economía.
La expectativa es que, si mejoran los factores globales y se ajustan las políticas internas, podría observarse un repunte en 2026. Sin embargo, de seguir la tónica actual, México estará entre las economías latinoamericanas de peor desempeño este año.