DESDE ESTA ESQUINA.
MELITON GUEVARA CASTILLO.
Los indicadores económicos de un país, o de una entidad federativa, muestra las
condiciones de bienestar social de la población. Recuérdese, una tarea fundamental del
Estado es darle a la población bienestar social, por eso ahora con la 4T muchos de sus
programas incluyen esa expresión. Históricamente el estado mexicano le ha fallado a la
población, la evidencia es que sexenio tras sexenio había mas pobres. Claro, no olvidamos,
que AMLO informo que gracias a sus políticas sociales 10 millones de mexicanos habían
dejado de ser pobres.
Hoy, sin embargo, no se puede cantar victoria si hacemos caso a los datos que nos dan las
instituciones responsables. Por ejemplo, el Observatorio de Trabajo digno revela que en el
primer trimestre del 2025 “más de la mitad de las personas en Tamaulipas no gana para
cubrir dos canastas básicas, no tiene seguridad social, ni contrato estable, ni afiliación
sindical, a esto se suma una elevada subocupación y jornadas laborales excesivas”.
POBLACION OCUPADA.
El INEGI hace cada mes un reporte de la ocupación en México y el correspondiente a
marzo de 2025, indica que el 59.3% de la población económicamente activa tuvo un
empleo o estaba en busca de uno. Y la tasa de desocupación, es decir, sin empleo fue del
2.2%. En relación con los salarios que perciben, resulta que el 34.1% estaba en condiciones
críticas en función a los salarios que perciben: es insuficiente para cubrir sus necesidades
más básicas.
Lo significativo, digamos preocupante, es que, de esa tasa de ocupación, una parte esta
ubicada en la informalidad, en este caso, es del 54.3%. El comparativo nos indica que
prácticamente no hay variación con el mismo periodo de año pasado: como dijo hace
muchos años un compañero, parece que México es un carro sin ruedas: no avanzamos y eso
significa que las políticas gubernamentales no han tenido un impacto positivo. Diríamos
que la 4T, es decir la presidenta CSP ha mantenido a flote el barco… pero con las amenazas
de Trump lo mas probable es que avancemos hacia atrás, a una recesión, con cero
crecimientos o que sea por debajo del cero.
MARGINACION EN TAMAULIPAS.
Un diario local nos proporciona información bajo el título: “Sin seguridad social el 51% de
la población”. Son preocupantes los datos, sobre todo por una razón: mi generación, la que
ya cumplió con un periodo de trabajo, disfruta de una jubilación o de una pensión. La
generación que esta, en este momento, incluida dentro de la población económicamente
activa son nuestros hijos o, incluso, ya los nietos. Y es preocupante enterarnos que el 51%
de ese núcleo esta sin seguridad social.
Los datos son para preocupar a mas de uno: “Tamaulipas ocupa el primer lugar en cuatro de
siete indicadores laborales de marginación, y es la única entidad que supera el 50 por ciento
tanto en trabajadores sin ingresos suficientes ni seguridad social”. En otras palabras, sin
rodeos, la realidad es que “824 mil trabajadores carecen de seguridad social, es decir, no
tienen acceso garantizado a servicios médicos, guarderías, fondos para retiro, pensión ni
vivienda”. Un dato más, que da miedo al futuro: “419 mil empleados (38%) que no tienen
un contrato estable, lo que implica la imposibilidad de generar antigüedad o recibir
indemnización por despido injustificado”.
No comparto mas datos, porque da coraje conocer una realidad, de cómo han fallado los
gobiernos, los priistas, los panistas y ahora los morenistas.
FACTOR GENERACIONAL.
Mi generación de secundaria, en otras épocas nos reuníamos con cierta frecuencia, y en
varias ocasiones la platica era sobre los hijos de nuestra generación. Mas de una vez
escuche relatar que es una generación dependiente: que nosotros mismos, para que ellos no
tuvieran los obstáculos y las carencias que nosotros vivimos, procuramos darles todo,
allanarles el camino y que se acostumbraron a que les resolvíamos todos sus problemas.
Conozco el caso de un vecino: su hijo termino la preparatoria y se fue a estudiar a otra
ciudad.
Desconozco las razones o motivos, pero en menos de un año estaba de regreso. Y ahora es
un nini, de esos que en otras épocas fueron catalogados como que ni estudian ni trabajan.
Un día, en una convivencia vecinal, me confeso: no logro convencer a mi hijo para que
estudie algo, ya de perdido un oficio, a veces me pongo a pensar: ¿Qué hará cuando
nosotros ya no estemos? Esa es la cuestión, los que tienen trabajo su futuro, digamos de
adulto mayor, no esta garantizada al no disponer de seguridad social:
¿Qué pasara con los que no trabajan?