Columna Opinión Económica y Financiera.

Por: Jorge A. Lera y Bárbara Lera Castellanos.

El Aguacate Mexicano
México y Brasil han dado pasos concretos para expandir las oportunidades comerciales bilaterales. Un hito reciente es el acuerdo que permite la exportación de aguacate Hass mexicano al mercado brasileño, tras la firma del Plan de Trabajo Operativo (PTO) entre autoridades sanitarias de ambos países.

Este acuerdo no solo abre las puertas a un mercado de más de 200 millones de consumidores, sino que simboliza la voluntad de diversificar los destinos de productos agroalimentarios mexicanos más allá de Estados Unidos.

El aguacate mexicano ya puede comercializarse formalmente en Brasil; este país se suma a otros mercados internacionales como Canadá, Japón, China, Francia y Países Bajos.

El acuerdo incluye requisitos fitosanitarios estrictos, garantizando que los productos mexicanos cumplan con los estándares brasileños y facilitando que huertos y empacadoras sean certificados para exportar.

Durante una reciente conversación telefónica, los presidentes Claudia Sheinbaum (México) y Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) acordaron profundizar la colaboración en sectores estratégicos, incluyendo:

  • Farmacéutica
  • Agroindustria
  • Energías renovables (etanol y biodiésel)
  • Innovación y educación
  • Aeroespacial

Está prevista la visita a finales de agosto del vicepresidente brasileño Geraldo Alckmin, junto con ministros y empresarios, para consolidar acuerdos y promover inversiones conjuntas en ambas economías.

La dependencia comercial de México hacia Estados Unidos es notoria: más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino ese país. Esto genera vulnerabilidad frente a políticas proteccionistas, como las adoptadas recientemente por la administración estadounidense.

Brasil, como la economía más grande de América Latina, representa un mercado estratégico para que México diversifique parte de sus exportaciones, sobre todo en agroindustria y tecnologías de manufactura avanzada.

Existen estrategias oficiales, como el “Plan México”, buscando atraer inversiones y fortalecer vínculos con mercados latinoamericanos, europeos y asiáticos.

La cooperación con Brasil no implica un tratado de libre comercio inmediato, sino alianzas y acuerdos sectoriales que complementen las capacidades de ambos países.

El proceso de diversificación no es rápido, sólo el mercado estadounidense ha mostrado un crecimiento exportador tan grande para México y la sustitución requiere estrategia, inversión y tiempo.

La diversificación reduce riesgos, pero debe ser acompañada por políticas claras y colaboración con socios que ofrezcan mercados de escala y estabilidad.

Las probabilidades comerciales entre México y Brasil se fortalecen con la apertura del mercado brasileño al aguacate mexicano y nuevos acuerdos en sectores estratégicos. Sin embargo, aunque estos avances contribuyen a la diversificación, la solución completa a la dependencia comercial de Estados Unidos requerirá esfuerzos sostenidos, acuerdos adicionales y una integración económica más profunda con otras regiones.