El Patinadero

Juan Antonio Montoya Báez

Con las vacaciones de verano se espera la llegada de cientos de miles de turistas que están a punto de agarrar carretera para alcanzar a nuestros centros vacacionales.

Ciudad Victoria es la ciudad de las tres horas, pues todo nos queda a esa distancia, como Tampico, Matamoros, Reynosa, Monterrey y San Luis Potosí.

Por esta ciudad pasan turistas, comerciantes y miles de tráileres rumbo a la frontera o los puertos de Altamira para llevar mercancía a los Estados Unidos y otras partes del mundo.

Los transportistas que vienen del centro del país y se dirigen a Reynosa, Matamoros o Tampico que utilizan la carretera Rumbo Nuevo.

Esta ruta fue concebida por el gobernador priísta como MANUEL CAVAZOS LERMA quien la inició y fue concluida por otro tricolor, TOMÁS DE JESÚS YARRINGTON RUVALCABA.

Durante los últimos sexenios la carretera fue gratuita, los gobernadores le dieron mantenimiento ante los derrumbes y fallas, lo hicieron sin pretextos, nunca pusieron alguna objeción, trabajaron para mantenerla en condiciones operativas.

Ahora, con un proceso de privatización de una carretera como parte de un plan de la Secretaria de Obras Públicas, en medio de los rumores de que un Secretario es el accionista de la empresa que se quedó con la carretera.

La privatización inició en medio de repudio contenido, pero pocos se atrevieron a rechazar la concesión, los diputados de Morena se agacharon y aprobaron el proyecto. La oposición no condenó el robo de una carretera.

Rumbo Nuevo fue construida con recursos públicos, pero ahora la Secretaria de Obras Públicas procedió a privatizarla ante la indignación de los ejidatarios despojados de sus tierras.

Es cierto fueron indemnizados, pero con una bicoca, una cantidad muy lejana a las ganancias que obtendrán los nuevos dueños de la carretera por 30 años y que se les queman las habas para iniciar el cobro miles de automóviles, autobuses y tráileres que usan la carretera.

Por lo pronto, el proyecto parece condenado a no abrir, pues la caseta fue afectada por accidentes de tránsito pesado que parecen confabulados para impedir su operación.

En esta ocasión, otra vez un tráiler chocó contra la caseta y la volvió a derrumbar, pero afortunadamente no se dieron desgracias personales, al no haber carros haciendo fila, pero si estaba otra pesada unidad haciendo fila.

El accidente fue en el kilómetro 36 de la carretera, cuando un camión de doble remolque cargado de costales de azúcar se quedó sin frenos y colisionó contra otra pesada unidad que transportaba resina.

De acuerdo a la publicación La 400 de Tula, el accidente que sucedió por la mañana sólo dejo daños materiales en los vehículos involucrados, pero también afectaron la infraestructura de la caseta que ya ha fue dañada en al menos cinco ocasiones anteriores.

Las autoridades investigan las causas y la zona de peaje esta interrumpida para permitir la limpieza y realizar las maniobras de reparación y evaluación de los graves daños en la estructura de la caseta.

Entendemos porque la carretera de Tula-Ocampo debe ser privatizada, se construye con recursos privados, es una empresa privada que se atrevió a presentar un proyecto en el que merece hacer un negocio de 30 años, pero en el caso de Rumbo Nuevo no hay razones para que permitan el robo de una carretera edificada por gobiernos priístas cuando robaban más.

Los cinco derrumbes son una señal divina de que quizá se deba abortar el proyecto que nació con la maldición del pueblo y del destino.

Bueno, por hoy es todo.

Adiós y aguas con los patinazos…

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