#DESDELAFRONTERA  

POR PEDRO NATIVIDAD  

 
Cuando sucede algo malo, las noticias corren como reguero de pólvora. Pero cuando pasa algo bueno, muy pocas veces se cuenta. Hoy, por tercer día consecutivo, hablo sobre la participación de la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas en la sede principal de la Organización de las Naciones Unidas, y lo seguiré haciendo, porque esto no es cualquier cosa. Esto es algo bueno que le está sucediendo a Nuevo Laredo y debemos hacerlo saber, gritarlo, presumirlo… hacer que también corra como reguero de pólvora. 

Sí, Nuevo Laredo estuvo presente en la ONU. Y no como simple espectador. Su alcaldesa no ocupó un asiento, ocupó la tribuna. Y esa frase debe llenarnos de orgullo a todos los neolaredenses y tamaulipecos, porque habla de rumbo, de liderazgo, de una ciudad que levanta la mano y que tiene algo importante que aportar al mundo. 

Mientras muchas figuras políticas se limitan a observar y repetir discursos ajenos, Carmen Lilia dio un paso adelante, subió a la máxima tribuna del Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, no para figurar, sino para presentar un caso real, tangible, transformador, el modelo de saneamiento del agua en Nuevo Laredo. 

Su intervención no fue un trámite ni un saludo diplomático. Fue fondo y fue forma. Ahí, frente a representantes de todos los países del mundo, habló de una experiencia de éxito en la que convergen todos los niveles de gobierno y organismos internacionales como la EPA, la CILA y el Banco de Desarrollo de América del Norte. 

Más de 17 mil personas que antes no tenían acceso digno al agua potable hoy lo tienen gracias a ese esfuerzo. Y además, se logró una reducción del 99% en las descargas sin tratar al Río Bravo. Salud pública, justicia social, cooperación binacional y resiliencia climática… todo en un solo modelo, y todo encabezado desde lo local. 

Pero lo más poderoso fue su declaración política, “los territorios tienen mucho que aportar”. Es una frase que sacude, que cuestiona, que cambia el enfoque centralista. Nuevo Laredo fue elevado por su alcaldesa como un actor legítimo del escenario global. Un territorio que no espera que le dicten el guion desde la capital, sino que escribe el suyo propio, con voz fuerte, clara y decidida. 

Para quienes están atentos a los nuevos liderazgos en México, lo que pasó en la ONU debe marcar un antes y un después. Carmen Lilia no fue a escuchar, fue a posicionar. No fue espectadora, fue protagonista. Y eso, en un país que sigue luchando por equilibrar la participación política de las mujeres, es más que simbólico, es un mensaje. 

Porque sí, hay que decirlo claro, es tiempo de mujeres. Y si esa mujer es una alcaldesa de frontera, que habla con firmeza, que lleva resultados y que posiciona a su ciudad en el mapa global, entonces no queda más que hacer que esa buena noticia… también corra como reguero de pólvora… ¿Qué no?, NOS LEEMOS.  

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