La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
La Izquierda tamaulipeca, ha tenido responsabilidades de gobierno relevantes. En ciudad Madero, la ciudadanía que tiene en su conciencia histórica grandiosas gestas heroicas obreras, dio la oportunidad a uno de los cuadros políticos más relevantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) -cuando era de verdad progresista-: Mario Sosa Pohl.
No era cualquier militante.
Había sido importante personaje del Partido Comunista Mexicano (PCM); sus estudios profesionales -ingeniero petrolero y posteriormente un posgrado en el mismo tema-, los había cursado en la entonces Unión Soviética.
A su regreso de la patria de Lenin, Sosa Pohl se asentó en Tamaulipas, en donde se incorporó a la docencia en el Tecnológico de Madero.
Al tiempo que se convertía en un ejemplar maestro en esa institución, en el PCM inició una militancia que sería recordada por su entrega y fortaleza ideológica.
Escaló en la estructura de esa organización, diversos cargos dirigentes.
Luego se incorporó al PRD con la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas.
Con esas credenciales, el Sol Azteca lo hizo su candidato a la presidencia municipal. La ciudad, con el golpe a Joaquín Hernández Galicia -la Quina- en una especie de anti-salinismo primitivo, se había acomodado a la Izquierda por ese acontecimiento y por su pasado de mentalidad proletaria.
Por esas circunstancias, el escenario municipal resultaba favorable para la oposición que encarnaba el cardenismo y el PRD.
Tras una dura campaña contra los candidatos del priista gobernador, Manuel Cavazos Lerma, la Izquierda, se convirtió en gobierno. Los maderenses sumaban un triunfo social más, a su historia; esta vez, no contra las compañías petroleras, sí contra su odiado enemigo Carlos Salinas de Gortari y su representante en la región: MCL.
Gobernó el Ayuntamiento desde 1996 hasta 1998.
¿Cómo lo hizo?
¿Qué tal resultó la apuesta ciudadana por el perredista -antes comunista- Sosa Pohl?
Resultó un fracaso.
Nada quedó de la moral y la ética de la Izquierda.
Acumuló, una nada despreciable fortuna en el cargo y dilapidó el capital político que había acumulado con las encomiables militancias en el PCM, PMS, PSUM y PRD.
Terminó en la cárcel después de concluir su responsabilidad de alcalde por abuso del erario.
Fue diputado local, sin pena ni gloria; es recordada más por sus francachelas, que por su trabajo parlamentario
Fue el primero y el último de los comunistas en el poder municipal.
Después vendrían otros que se disfrazaron con el manto de la Izquierda, que dieron similares resultados.
El poder no corrompe: sólo despierta las bajas pasiones y desenmascara a los corruptos.