Columna Económica Especial.

Por Jorge A. Lera y Bárbara Lera Castellanos.

En 2026 se cumple la fecha pactada hace 6 años, cuando el T-MEC pasó de ser el TLCAM, en la primer administración de Donald Trump. Desde entonces, México ha sido el gran ganador junto Canadá, y Estados Unidos apunta que ha venido perdiendo competitividad, resultando hoy en el movimiento Make American Great Again [MAGA] «Hacer a America Grande Otra Vez», por sus siglas en inglés. Más qué una revisión, en esta ocasión Donald Trump pretende hacer una completa renegociación, que amenaza incluso derivar de un tratado trilatetal e dos tratados bilaterales.

Desafíos de México ante la Revisión del T-MEC y el Panorama Neoproteccionista de EE.UU.

La revisión del T-MEC, programada para 2026, se perfila como un punto de quiebre en la arquitectura económica de Norteamérica. Este momento, originalmente destinado a ser un ejercicio de ajuste técnico y puntual, se ve alterado por el resurgimiento de posturas neoproteccionistas impulsadas por la administración de Donald Trump, quien propone extender barreras arancelarias y convertir el tratado en un instrumento bilateral, lo que amenaza la naturaleza trilateral que lo ha hecho el acuerdo comercial más relevante a nivel global.

Contexto

Vulnerabilidad de México en el T-MEC

México, actualmente el principal socio comercial de EE.UU., supera incluso a China en volumen de exportaciones. Sin embargo, esas cifras ocultan una fragilidad estructural:

Amenazas arancelarias recurrentes, motivadas por desacuerdos sobre migración, la crisis de opioides (particularmente el fentanilo) y la designación de cárteles como organizaciones terroristas, generan incertidumbre y volatilidad para la inversión y el comercio exterior.

México suma siete años de estancamiento económico, caída de la inversión fija bruta, reducción de empleos formales y un déficit fiscal por encima del 49.2% del PIB (dato actual registrado a mayo 2025).

La infraestructura y el sistema energético presentan rezagos, limitando el potencial de nearshoring e inversión extranjera directa, precisamente en el momento de mayor oportunidad para integrarse a cadenas de valor norteamericanas.

Más allá del frente comercial, el panorama político suma incertidumbre.

Las amenazas a instituciones autónomas y al poder judicial bajo la administración de Claudia Sheinbaum generan desconfianza sobre el estado de derecho, un factor clave para los inversionistas internacionales.

Propuestas de Solución para México

  1. Regularizar las Amenazas y Disputas Arancelarias

Negociación permanente y creación de un instrumento de monitoreo conjunto: México debe proponer mecanismos de diálogo continuo y de resolución rápida de controversias comerciales, involucrando cámaras empresariales y representantes de los tres países. Esto permitirá desactivar amenazas arancelarias antes de que escalen, trasladando los diferendos a procedimientos institucionales vinculantes.

Blindaje jurídico en el T-MEC: Revisar y fortalecer las cláusulas que prohíben la imposición unilateral de aranceles como medida política, buscando que toda interpretación sea arbitrada ante paneles independientes.

  1. Diversificación comercial y profunda integración regional

Fomentar la diversificación de exportaciones: Promover acuerdos con la Unión Europea y el sudeste asiático para reducir la dependencia de EE.UU.

Profundización de cadenas de valor regionales: Impulsar iniciativas trilaterales que integren sectores estratégicos (semiconductores, energías limpias, automatización), lo que hará políticamente costoso para cualquiera de los socios romper la integración.

  1. Robustecer la institucionalidad y el Estado de Derecho

Defensa y fortalecimiento de instituciones autónomas: México debe preservar la autonomía del poder judicial y órganos reguladores, generando garantías de certidumbre para la inversión y el respeto a contratos.

Reformas de transparencia y rendición de cuentas: Impulsar mecanismos de mayor supervisión y participación ciudadana en la gestión pública para restaurar la confianza interna y externa.

  1. Reactivación económica e inversión en infraestructura

Plan nacional de infraestructura prioritario: Destinar inversión pública y privada a la modernización de vías carreteras, puertos, aduanas y generación eléctrica, apuntalando sectores de alto valor agregado.

Incentivos a la inversión y el nearshoring: Generar estímulos fiscales, regulatorios y laborales para atraer empresas globales interesadas en relocalizarse por motivos geopolíticos.

  1. Manejo fiscal responsable y fomento a la productividad

Disciplina fiscal: Implementar un plan de consolidación fiscal que combine mejoras en la recaudación y el combate a la evasión, junto con racionalización del gasto.

Apostar por la economía del conocimiento: Invertir en educación técnica y digitalización enfocada a sectores con demanda global, para elevar la productividad y romper el estancamiento del PIB.

Propósitos de la estrategia

Neutralizar las amenazas unilaterales que socavan la certidumbre comercial y la estabilidad macroeconómica.

Convertir la revisión del T-MEC en una oportunidad para profundizar la integración regional y posicionar a México como socio estratégico e indispensable.

Fortalecer la democracia y el estado de derecho como fundamento para el desarrollo sostenible.

México debe actuar con una política exterior activa, fortaleciendo su posición negociadora en el T-MEC, defendiendo su institucionalidad democrática y apostando a una profunda transformación productiva y de infraestructura para no ser el mayor perdedor en este nuevo tablero global.