La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

El presidente José López Portillo, dio a conocer en sus memorias, un informe que le habían hecho llegar los aparatos de inteligencia del estado. Se trataba de un jovencito militante de -si mal no recuerdo- la Liga 23 de Septiembre, grupo guerrillero de la izquierda radical, detenido por fuerzas policiales y militares.
Fueron varios los aprehendidos.
Uno de ellos, había sido sancionado por los órganos de disciplina interna de la LC23S.
El documento policial, explicó detalladamente la vida de los guerrilleros asegurados. Llamó la atención del presidente López Portillo, la causa del apercibimiento de sus camaradas de armas: le recriminaban, haber usado dinero producto de las expropiaciones -asaltos a bancos o secuestros de grandes empresarios-, para cubrir necesidades personales; el chico, había comprado ¡unas botas!
Tiempo después el Partido de los Pobres -o los residuos que quedaban-secuestró a Arnoldo Martínez Verdugo, ex dirigente del Partido Comunista Mexicano demandando los fondos que en su tiempo Lucio Cabañas había entregado como apoyo a los comunistas.
Pedían 100 millones.
Decían que era lo que el Partido de los Pobres había entregado al PCM o sea a Arnoldo.
Dudo que Martínez Verdugo, hiciera mal uso de ese dinero; si algo caracterizó su carrera en la Izquierda, fue su verticalidad ideológica y material. Terminó su carrera, gobernando una delegación de la CDMX, y jamás tuvo recriminaciones de ninguna especie.
Toda su vida, practicó la decencia y la honestidad.
Ambos casos, muestran la ética militante de la Izquierda más congruente. Eran realmente duros, en la crítica y la autocrítica. Casi era un pecado, desviar recursos de la organización en otros fines que no fueran para lo que originalmente se asignaban.
Muchos militantes, ante sólo la sospecha de conductas indebidas, eran merecedores de una vergonzosa expulsión. (Era exagerado y autoritario, pero eso ocurría).
Los tiempos han cambiado.
¿Cuántos militantes del PAN, estarían bajo la lupa de su partido por inmorales?
¿Qué cantidad de miembros del PRI estarían a salvo?
¿En qué situación quedaría MORENA, en esas circunstancias?
Adán Augusto López, en aquellos tiempos de la Izquierda dura, intransigentemente honorable, hubiera sido defenestrado del edén sin que un solo militante hubiera metido las manos al fuego por él. Vitorearlo, fue un asco. Defenderlo, es degradar groseramente a la IV T y más, a su Segundo Piso.
Se vio maltrecho en el Consejo Nacional de MORENA; el peso de los hechos, lo derrumbaba, pero el cinismo lo ponía de pie.
Sobran órganos internos de vigilancia a la militancia.
Falta una buena coraza ética, a la Izquierda que quiere encarnar MORENA.