Dr. Adán W. Echeverría-García
El escándalo vende. Lo escandaloso llama al morbo, el morbo hace que el ignorante busque la nota, el vídeo, el documental, el documento, y así el escándalo pasa deformado de voz a oído hacia todos aquellos que quieran paladear sus sabores y colores. Pretender celebrar el “auto atentado” de Donald Trump, y disfrazarlo de: “dios lo protegió, porque el presidente gringo es su enviado, y le ha encargado la misión de salvar a Gringolandia de las fuerzas del mal”, pero claro que vende. Vende entre los ignorantes. Hay que ser un ignorante para creer en un dios que toma partido por un grupo de sus creaciones. La ignorancia humana es pensar en “el elegido”, en “el pueblo de dios”, en creer en un dios que prefiere a unos sobre los otros.
De niño dejé de rezar el Ave María cuando las palabras: “bendita eres entre todas las mujeres” me cayeron como un balde de agua al pretender que todos creamos que una mujer está por encima de todas las demás mujeres. Reina de Reinas, dicen por ahí. El imaginario de que existan mujeres y hombres que estén por encima de todos los demás. El partir siempre de equívocos como: predicar que “todos somos iguales, todos hijos de dios”, pero con la salvedad que dios tiene un “pueblo elegido” por encima de los demás. Siempre aplicarán el “eres mi hijo amado en quien pongo todas mis complacencias” sobre una única persona y no todas las personas. Así de equivocados predican y se consideran creyentes.
Siguen sin entenderlo: crean un dios y luego le tienen miedo. Crean un dios y luego construyen una serie de conceptos para vivir asustados: pecado, culpa, infiernos, infieles; y para pretender tener la razón sobre los otros. Son unos irresponsables que viven en la ignorancia colectiva.
Los irresponsables siempre achacan a los demás sus irresponsabilidades. Son incapaces de la autocrítica. Con todo el cinismo con el que se comportan, quieren hacer creer a los demás que sus fallas no lo son, sino que el grupo social al que le fallaron está impedido para juzgar sus actos. En pocas palabras viven del: «Yo estoy bien, tú estás mal»; una posición existencial que sugiere que una persona se percibe a sí misma como superior o correcta, mientras que considera a la otra persona equivocada o inferior.
Así se debe calificar a Donald Trump y su caterva de seguidores que comulgan con su irresponsable forma de pensar: Nayib Bukele, Jair Bolsonaro, Javier Milei, Eduardo Verástegui, Giorgia Meloni, Ursula von der Leyen. Trump es un irresponsable incapaz. Todos sus actos lo describen y son copiados por sus seguidores, algunos como Milei dentro de un total patetismo inconmensurable. ¿Cuál es su actuar? El escándalo. Escándalo sobre el nombre del Golfo de México, sobre querer apropiarse de Groenlandia, y cambiarle el nombre, en insultar al pueblo canadiense. Y tontos e ignorantes quienes caen en su juego.
No le vendas a los gringos nada. Cuando los países decidan dejar de venderle a los gringos, en ese momento los mismos gringos sacarán a patadas a Trump. Es difícil, pero claro que es posible; requiere arrojo. Las cadenas de suministros están planteadas en ventas y compras anticipadas por años, para evitar faltantes; pero las actuaciones de ya casi un año de Trump deberían hacer entender al mundo que el escándalo es la estrategia de quien han bautizado como TACO: Trump Always Chickens Out, Trump siempre se echará para atrás.
Ya lo dijo el presidente Lula: “Trump se comporta como un irresponsable al usar el comercio como arma política”. Y desde luego que es un “irresponsable”; es el clásico comportamiento de los fascistas. Trump y toda su caterva de seguidores, creando escándalo tras escándalo para llenar portales del mundo y distraer a la prensa: Noboa ordenando la invasión a la embajada de México; Bukele acusando a México y retirando a su embajador. Milei golpeando a los jubilados de Argentina. Bolsonaro intentando un golpe de estado en Brasil, razón por lo que está siendo juzgado y está siendo defendido por Trump.
En Colombia, México, Perú y Bolivia, los empresarios y políticos seguidores de Trump y del fascismo se mantienen atacando a sus presidentes, intentando meterlos a la cárcel como han hecho con Pedro Castillo. El escándalo es lo que mueve las masas, las masas son futuros votantes engañados, personas que trabajan para los empresarios y sus oligarquías en busca de controlar los recursos de un país.
Trump juega hoy con la lista de pedófilos de Epstein. Milei juega con el escándalo de criptomonedas. Lo que importa es vivir del escándalo. La presidenta Sheinbaum tiene que batallar todos los días con las falsas acusaciones de nexos con el narco. Los escándalos como una forma de controlar las preferencias de los votantes en estas fallidas democracias, siempre manipuladas por los poderes fácticos.