Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

El domingo que nos antecede, el juez de control de la cuarta región judicial de Tamaulipas vinculó a proceso penal a Óscar Enrique Rivas Cuéllar –ex presidente municipal de Nuevo Laredo en los trienios 2016-18 y 2018-21–, por dos delitos: 1) ejercicio ilícito del servicio público, y 2) uso indebido de atribuciones y facultades, ordenando que en un plazo no mayor a 48 horas (que hoy se cumplen) fuera ingresado a prisión preventiva justificada en su contra por riesgo de fuga.

Al exalcalde panista se le atribuye la compraventa de un bien inmueble realizada para la construcción de un Centro de Convenciones, por el monto total de 66 millones 702 mil 144 pesos con un daño al erario estimado entre 55 y 60 millones.

Pero no es el único ilícito cometido durante su función edilicia, pues en 2023 fue vinculado a proceso por los mismos delitos, con una posible pena de seis a 14 años, aunque en ese momento dejó este proceso bajo fianza y medidas cautelares

En abril de 2022, junto a seis de sus colaboradores, se le denunció por uso indebido de atribuciones, peculado y otros delitos, debido a la compra de un predio sobrevalorado en más del doble de su valor real; e igual por la clonación de vehículos.

Como sea, el proceso penal más grave en su contra es por la compra a sobreprecio de un terreno municipal para erigir un centro de convenciones; aunque también se mantienen abiertas otras acusaciones por peculado y uso indebido de funciones.

Rivas Cuéllar está a punto de pisar la cárcel por haberle jugado las contras a su ex patrón Francisco Javier García Cabeza de Vaca –quien fue el que ordenó se presentara la denuncia respectiva–, y porque no supo entender que en política no entras, sino te meten; y que no te sales, sino te sacan.

Lo comento porque tras el fracaso panista para retener la alcaldía que hoy usufructúa Carmen Lilia Cantúrosas Villarreal, dio en aparecerse en público provocando la irritación del entonces mandatario estatal, pues fue el responsable de la derrota panista

Desde entonces, Óscar Enrique ha sido señalado por la edil actual del municipio fronterizo, de no haber ejercido transparentemente más de 15 mil millones de pesos; pero la alcaldesa morenista nunca lo acusó del desvío de recursos.

Arturo Sanmiguel Cantú, quien ejerció la función edilicia cuando Rivas Cuéllar pidió licencia para buscar la diputación federal, igual podría enfrentar cargos porque ‘tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata’.

Lo cierto es que ambos están en la mira, aunque sólo uno a punto de ser internado en prisión.

De cualquier forma, hay quienes aseguran que Rivas Cuéllar prepara su fuga por maliciar que habrá la acusación directa por peculado, por parte de la alcaldesa.

Hay que esperar, entonces, que ella cumpla con lo ofrecido.

De otra forma otros ‘deslices’ de Óscar Enrique quedarían olvidados; y, hasta eso, borrados de las arcas municipales.

Qué sigue

Es difícil, pero no imposible, que Óscar Enrique haya huido del municipio. Sin embargo, nadie lo ha visto en los dos últimos días en Nuevo Laredo.

Es decir, se ha hecho ojo de hormiga.

Hoy podría presentarse con un amparo bajo el brazo.

Ya ve usted cómo se las gastan en el Poder Judicial en extinción, pero igual no, obligando a las autoridades a su cacería para ingresarlo a prisión, como lo ordenara el juez de control.

Darse a la fuga, sería tanto como admitir las acusaciones en su contra y agravaría su propia situación legal, así que no se descarta que se entregue por voluntad propia.

Aquí es interesante observar la actuación de otros ex ediles acusados de peculado, desviación de recursos, lavado de dinero, cohecho, etcétera.

En Victoria, hay dos: Xicoténcatl González Uresti y María del Pilar Gómez Leal, quienes ejercieron funciones múltiples al margen de la ley y contra quienes asoman denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción, pero en su momento no prosperaron por la protección cabecista que se otorgaba a todo el establo albiceleste.

En fin, no descartemos otras sorpresas.

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