CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

El desastre se veía venir… y llegó puntual, como si lo hubiera mandado la Secretaría de Comunicaciones con acuse de recibo.

Hoy, Tamaulipas se ahoga —literalmente— en su propio parque vehicular. La advertencia no viene de un activista ambiental ni de un académico iluminado: la propia secretaria de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Karina Saldívar Lartigue, lo dijo sin rodeos: las grandes ciudades del estado están asfixiadas por el exceso de automóviles.

Y es que, ¿cómo no iban a estarlo, si en los últimos cuatro años el número de vehículos creció casi 6 por ciento sin que las vialidades se movieran un solo centímetro?

Peor aún: ese crecimiento no ha sido natural ni ordenado. Ha sido caótico, incentivado desde el gobierno federal con tintes electorales.

Porque, seamos claros: la “nacionalización” masiva de autos “chocolates” no es una política pública pensada para mejorar la seguridad ni para favorecer a las familias de escasos recursos. Fue y es una estrategia para rascar votos donde sea.

Y funcionó… al menos para eso. Para las elecciones. Porque en términos de movilidad urbana, fue una sentencia de muerte para las ciudades.

Calles saturadas, tráfico infernal, accidentes por doquier, y una infraestructura vial vieja, insuficiente y remendada con parches administrativos que no resuelven nada.

Tampico, Reynosa, Matamoros, Victoria… todas padecen el mismo síndrome: más coches que calles, más prisa que movilidad, más caos que planeación.

Y como si eso no bastara, cada día cruzan la frontera cientos de vehículos usados, sin control ni filtro, impulsados por la corrupción aduanera que ha hecho del contrabando automotriz un negocio redondo.

Porque ese es el corazón podrido del problema: las aduanas. El descontrol vehicular no es sólo un problema urbano, es también un reflejo de la impunidad institucionalizada.

Mientras la puerta esté abierta de par en par, ningún plan de movilidad, por brillante que parezca, servirá para algo.

Ni las avenidas ampliadas, ni los segundos pisos, ni los macroproyectos de vialidades elevadas. Todo será inútil si no se frena el ingreso indiscriminado de autos extranjeros.

Los números lo dicen todo: en 2020 había 943 mil vehículos registrados en el estado. Para 2024, la cifra ya superaba el millón 121 mil. Y eso sólo contando los que están en regla.

¿Alguien ha medido cuánto le cuesta eso al erario? ¿Cuántas vidas humanas se han perdido en choques provocados por el hacinamiento automovilístico?

La respuesta es incómoda. Porque cada vida perdida en accidente automovilístico es una tragedia que pudo evitarse… si a alguien le hubiera importado realmente.

Pero no. Aquí se legisla para aplaudir ocurrencias, no para planear el futuro.

La pregunta es: ¿cuánto más podemos aguantar? Porque si algo ha quedado claro es que no hay calle que soporte tanto coche… ni sociedad que aguante tanto cinismo.

EL RESTO.

GATTÁS DA CONTINUIDAD A OBRAS PRIORITARIAS.-

El avance simultáneo de 11 obras en Ciudad Victoria refleja una administración municipal activa y con prioridades claras. El gobierno de Eduardo Gattás Báez ha apostado por mejorar infraestructura urbana, educativa y peatonal en sectores diversos de la ciudad.

Sin aspavientos, el alcalde ha impulsado acciones concretas que responden a necesidades reales de la población. Pavimentaciones, techumbres escolares y rehabilitación de espacios públicos hablan de una gestión enfocada en lo útil y lo tangible.

En un contexto donde la confianza ciudadana suele escasear, la ejecución ordenada de obra pública en Victoria representa un mensaje de seriedad y compromiso con el bienestar colectivo.

ASI ANDAN LAS COSAS.

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