Por José Gregorio Aguilar
Viernes 04 de Julio del 2025.
Las llamadas “vacaciones largas” trastocan la vida cotidiana de millones de familias mexicanas. Para algunos, representan descanso, recreación y tiempo en familia. Para otros, significan más trabajo, más gasto y, en el caso de millones de menores, la pérdida de su derecho a ser niños.
De acuerdo con una revisión de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), el verano implica un aumento del 15 por ciento al 20 por ciento en el consumo de servicios básicos como electricidad, gas, agua e internet, además de un alza considerable en el gasto en alimentos.
“El refrigerador recibe más visitas que de costumbre. El ocio provoca este sobreconsumo que eleva la compra de comestibles, aún con su encarecimiento”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
Las actividades recreativas también tienen un costo. Según sus estimaciones: Jugar en la calle con amigos y comprar botanas: 50 pesos; Ir al cine dos personas: 600 pesos; escapada de fin de semana (5 personas): 9 mil pesos; viaje a la playa (4 días, 3 noches): 17 mil pesos mientras que un campamento de verano (4 semanas por hijo) tiene un costo de 10 mil pesos y pasar el verano con familiares foráneos unos 10 mil pesos.
Para muchas familias, estos gastos son inalcanzables. Y para millones de niñas, niños y adolescentes, el verano no es sinónimo de descanso, sino de trabajo. Según cifras oficiales, el 13 por ciento de los menores de entre 5 y 17 años trabajan en México: alrededor de 4 millones de infancias que se ven obligadas a integrarse al mundo laboral, muchas veces en condiciones ilegales.
“Esto no nos debe escandalizar, somos un país con una economía bicefálica, mayormente informal, que explica la existencia de estos dos tipos de infancias. Por un lado, quienes estudian, descansan y se desarrollan bajo la dispensa económica de sus padres. Por el otro, quienes trabajan desde pequeños para sostener el hogar. A estos menores, el país les está robando su niñez y adolescencia”, denunció Rivera.
La ANPEC también compartió recomendaciones para sobrevivir el verano sin caer en fraudes, golpes de calor o endeudamiento, pero subrayó que el verdadero problema no está en el calor ni en los precios, sino en la desigualdad estructural que normaliza el trabajo infantil.
“No nos hagamos de la vista gorda. Para millones de niños en México no hay vacaciones, descanso ni recreo. Su mejor escenario es estudiar y trabajar al mismo tiempo. Los claroscuros de nuestra nación deben ser permanentemente señalados para no normalizar lo inaceptable y reafirmar el compromiso colectivo de erradicar el trabajo infantil”, concluyó.