Expediente 

Azahel Jaramillo H.

                Este  martes 8 de julio se cumplen justo tres años del fallecimiento de Luis Echeverría Alvarez, quien fue presidente de México. En los años treintas Luis  Echeverría vivió en Cd. Victoria parte de su niñez y estudió parte de su primaria en la escuela  “Lauro Aguirre”, donde, aunque iban en grados diferentes, se dice conoció a Enrique Cárdenas González, inolvidable y muy trabajador Gobernador de Tamaulipas.

En esa escuela también estudiaron el tuxpeño Jesús Reyes Heroles, ásí como  Emilio Martínez Manautou, y Américo Villarreal Guerra, que también fueron gobernadores de Tamaulipas.

El hisoriador Enrique Krauze refiere que de niño Echeverría llegaba a un club deportivo victorense con garrafas a vender fresca agua de limón.

           Entre 1931 y 1933 la familia de Luis Echéverría vivió en Cd. Victoria, donde su papá Rodolfo Echeverría Esparza trabajó como pagador del Ejército.

           En una entrevista el propio Luis Echeverría contó: «El teniente coronel Rodolfo Sánchez Taboada, era el oficial mayor de la Guarnición de la plaza en Ciudad Victoria. Hubo un acuerdo para hacer unas canchas de tenis y yo quería comprar una bicicleta. Entonces puse unos barriles de vidrio con agua de limón, en las canchas de tenis, a las cuales iban muchachas y muchachos de Victoria y les vendía a cinco centavos el vaso de agua de limón». 

        En la serie de televisión La Presidencia Imperial que se trasmitió en Televisa, al referirse a Echeverría, el historiador Enrique Krauze, incluye la imagen de un niño –Echeverria– vendiendo aguas frescas. De eso hay libro y se vendió un videocasete.             

La buena relación que llevaron Don Enrique y Echeverría se afianzó por 1967, por un accidente ocurrido en la carretera a San Fernando en que resultó victima una hermana del entonces secretario de Gobernación (LEA). “Personalmente, Cárdenas González se hizo cargo de la situación”, escribió Miguel López Azuara en la revista Proceso (18 enero 1978).

Relata la revista Proceso, que tengo en mi librero, que “como radiodifusor Cárdenas trató a Echeverría, que era funcionario de Gobernación. A menudo llegaba a casa de don Luis con quesos y machaca de venado, que refrescaban los sabores de la cocina de la infancia de Echeverría en Victoria. Los niños Echeverría llamaban tío al bullicioso norteño”.

Me contó un día el exitoso locutor Carlos Adrián Avilés: “Fuimos al DF a visitar a Echeverría a Gobernación. Viajaba yo con don Enrique, y cargaba yo una caja con quesos para Echeverría. Llegamos a las oficinas de Gobernación y al estar ya  casi frente a Echeverría me dice don Enrique: “Pásame la caja”. Le respondí: “Ni maíz, yo la cargué, yo se la entregó”.

Echeverría y Don Enrique tuvieron de siempre una cordial relación. A fines de los ochentas, en que en accidente falleció una hija y un nieto de Don Enrique, Luis Echeverría– ya expresidente, obvio– llegó al funeral en Victoria. De hecho, bien informado como estaba, el ex presidente, fue el que localizó por teléfono a don Enrique para sugerirle “se fuera a Victoria, allá te necesitan”, me confió el maestro Blas Uvalle González, entonces director estatal de Educación, en su oficina de noveno piso de lo que hoy se conoce como la «Torre Vieja».  

            Por mucho tiempo, en la fachada de la Primaria «Lauro Aguirre», hubo una placa donde se indicaba que en dicha escuela habian estudiado Luis Echeverría Alvarez, Enrique Cárdenas González, Jesús Reyes Heroles, Emilio Martínez Manautou y Américo Villarreal Guerra. Dicha placa tiene varios años que ya no está a la entrada de la «Lauro». Supongo que fue reinstalada en el interior del edificio. ¿O se la robaron?   

           La ocasión que entrevisté al Ing. Américo Villarreal Guerra, en su despacho de Gobernador, le pregunté: 

        –¿Me puede decir el motivo por el cuál realizó su educación primaria en tres escuelas? Estuvo en la Lauro Aguirre, en la Juan B. Tijerina y en la Victoria.

           —»Con mucho gusto. Mis primeros años fueron en la «Lauro Aguirre». Lamentablemente en segundo año de primaria, fue muy dificil para mi, porque tuve una bronconeumonía. Perdí muchos meses de estudio. Ahora es una breve disgresión pero en aquellos años una bronconeumonía en un niño se atendía con parches de antiflogestina –creo que ya nadie los conoce– y con inhalaciones de Vick Vaporub, y el que libraba salía adelante y el que no, pues hasta ahía llegaba. Eso me obligó a que no pudiera concluir ese segundo año de primaria y tenerlo que repetir. Cuando lo repetí me inscribió  mi madre en la Escuela Juan B. Tijerina.Ahí encontré un ambiente muy agradable pero el año como quiera lo perdí. Después regresé a la «Lauro Aguirre», que era mixta, pero la hicieron después nada más  para niñas. Y ya no pudimos continuar en la «Lauro Aguirre» y nos inscribimos en la Escuela «Victoria», donde terminé mi primaria». (NOS VEMOS).