#DESDELAFRONTERA
POR PEDRO NATIVIDAD
Tamaulipas atraviesa uno de los episodios más críticos de los últimos años. Las lluvias torrenciales no solo han puesto a prueba la infraestructura del estado, sino también la capacidad de respuesta de sus autoridades. Hoy, gran parte del territorio tamaulipeco está paralizado, sumido en una emergencia que exige coordinación, liderazgo y, sobre todo, sensibilidad social.
Las vías que comunican Tampico con Ciudad Victoria están cerradas en varios tramos. Intransitables. Lo mismo ocurre en la carretera de San Fernando a Reynosa. El aislamiento es total en algunas zonas. Municipios pequeños permanecen prácticamente cercados por el agua, sus habitantes sin posibilidad de salir ni recibir ayuda con facilidad. En Matamoros, la situación es desgarradora, las lluvias han mantenido a colonias enteras bajo el agua, con saldo fatal. Ya se ha perdido una vida.
Tampico también vive momentos críticos. Varias colonias están siendo desalojadas por el desbordamiento de ríos, lagunas y arroyos. El río Pánuco está en su límite, y las autoridades temen lo inevitable, su desbordamiento. Las escenas que se viven ahí son alarmantes, con familias que lo pierden todo en minutos y con un transporte de carga, líneas de transporte público y automovilistas que requieren llegar a sus destinos, detenidos, lo que representa un golpe duro a la economía regional.
A pesar del panorama sombrío, hay algo que destacar, la respuesta del Gobierno del Estado. El gobernador Américo Villarreal Anaya ha tomado el mando y ha instruido a todo su equipo para estar en territorio, atendiendo directamente las necesidades de la población. Su presencia no ha sido solo institucional, sino operativa. Desde labores de rescate hasta trabajos de rehabilitación de caminos, su administración ha actuado con rapidez.
Asimismo, los alcaldes de los municipios afectados han salido al frente. Están en las calles, hombro con hombro con los ciudadanos, enfrentando la emergencia con valentía y determinación.
Sin embargo, esta tragedia también deja al descubierto una realidad que no puede seguir ignorándose. Tamaulipas necesita una profunda inversión en infraestructura hidráulica y urbana. No es la primera vez que las lluvias provocan una crisis, y no será la última si no se actúa de manera estructural. La prevención no puede seguir siendo un discurso vacío.
Tamaulipas está bajo el agua, sí, pero también está bajo presión. La naturaleza ha hecho su parte. Ahora corresponde a los gobiernos, federal, estatal y municipales, demostrar que están a la altura del momento.
NUEVO LAREDO MAS VERDE
La mayoría de los gobiernos municipales centran sus agendas en obra pública visible y de impacto inmediato, en Nuevo Laredo ocurre algo poco común, una transformación urbana guiada por una visión ambiental de largo alcance.
Carmen Lilia Canturosas no solo gobierna bien, también gobierna con conciencia. Su administración ha dejado claro que el desarrollo no está reñido con la sustentabilidad, y que sí es posible avanzar en infraestructura sin darle la espalda al medio ambiente.
El reconocimiento más reciente vino desde el propio Gobierno del Estado. La secretaria de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de Tamaulipas, Karina Saldívar Lartigue, elogió públicamente el trabajo de la alcaldesa, señalando que “muy impresionantes las obras que ha hecho… esas que luego no se quieren realizar, como los drenajes pluviales o sanitarios, pero que cambian por completo la imagen de una ciudad”.
Y es que Nuevo Laredo hoy no solo crece, también respira. A través de la Coordinación General de Medio Ambiente, el municipio ha emprendido una amplia campaña de reforestación urbana, miles de árboles sembrados en camellones, parques y espacios públicos que ya contribuyen a mejorar la calidad del aire y reducir la huella de carbono.
Además, se han reforzado las acciones para el cuidado del agua, con programas permanentes de concientización y rehabilitación hidráulica en coordinación con COMAPA, lo que garantiza un uso más racional del recurso hídrico. A esto se suman obras de modernización del drenaje sanitario y pluvial, fundamentales para evitar inundaciones y cuidar la salud pública.
Un caso emblemático ha sido el rescate ecológico de “El Laguito”, que no solo representa una mejora ambiental, sino también un nuevo espacio de recreación para las familias neolaredenses. Convertir un sitio olvidado en un pulmón verde es reflejo de una forma distinta de entender el servicio público.
Pocos alcaldes en México colocan al medio ambiente como eje rector de su gobierno. Carmen Lilia lo ha hecho, y lo ha hecho con hechos, no con discursos. Su apuesta es clara: construir un Nuevo Laredo más limpio, más verde… ¿Qué no?, NOS LEEMOS.
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