Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

Los estragos causados por la tormenta tropical ‘Barry’, en la zona cañera y el sur de Tamaulipas, son tantos que la propia presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, vendrá mañana a la entidad para, en compañía del gobernador Américo Villarreal Anaya, hacer una evaluación.

Quizá también realicen un recorrido por los territorios siniestrados para ofrecer su ayuda a los damnificados, pero sin intermediarios, y ordenar que se levante un censo familia por familia para valorar puntualmente sus pérdidas.

Eso habla bien de la jefa del Ejecutivo federal y del mandatario estatal, por supuesto.

Sobre todo, cuando la historia registra que, ante un desastre natural de tal magnitud, algunos antecesores de ambos optaron por confinarse en sus despachos para desde ahí dirigir las acciones de la ayuda, en lugar de ir a las zonas de contingencia a coordinar los trabajos y dialogar cara a cara con los directamente afectados.

Ejemplo de ello son:

1) Felipe Calderón Hinojosa, pues en 2007 mostró marcado desinterés para acudir a Tabasco y Chiapas a socorrer a los miles de damnificados que dejaron las fuertes lluvias y los escurrimientos, aun cuando decenas de sus municipios mostraron inundaciones severas, desbordes de ríos, aludes en las carreteras y viviendas inundadas y dañadas en sus estructuras;

2) La indolencia de Vicente Fox Quesada, ante la destrucción que el huracán ‘Wilma’ causó principalmente en la costa de Quintana Roo, en el 2005, al no apersonarse en el lugar de la tragedia, cuando ésta provocó más/menos daños materiales hasta por un monto de mil 752 millones de dólares y muertos al por mayor;

3) La insensibilidad exhibida por Ernesto Zedillo Ponce de León, en octubre de 1997, cuando el huracán ‘Paulina’ azotó gran parte del país y él no fue a las zonas siniestradas ni a tomarse la foto, pese a que hubo graves daños materiales y la pérdida de vidas humanas;

4) La opacidad mostrada por Miguel de la Madrid Hurtado, cuando el 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México registró un terremoto que cobró miles de muertos. Él no dio la cara. Y fue la sociedad civil quien de motu proprio brindó auxilio a las víctimas; y

5) La indiferencia de Carlos Salinas de Gortari, para acudir al auxilio de las víctimas del huracán ‘Gilberto’, que ha sido uno de los más dañinos en el país, ya que provocó al menos 200 muertes de seres humanos y la destrucción de miles de viviendas.

En contraparte, Enrique Peña Nieto fue a Guerrero y Veracruz, y vino a Tamaulipas a ofrecer ayuda ante la tragedia ocasionada por el huracán ‘Ingrid’, mientras que Andrés Manuel López Obrador en su período hizo lo propio en Guerrero.

Respecto a los mandatarios estatales, solamente Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores acudieron a zonas siniestradas.

En esta ocasión, el gobernador está al pendiente de la situación y sé que le informará personal y puntualmente a la presidenta en qué situación se encuentran todas y cada una de esas demarcaciones afectadas, por lo que seguramente habrán de fluir recursos federales en apoyo a las víctimas, infraestructura carretera y programas de asistencia social.

Como fuere, no quito el dedo del renglón para insistir en que la ayuda federal y estatal debe ser suficiente y pronta, pero sin intermediarios.

Cuantificación a priori

En Tamaulipas, la tormenta tropical ‘Barry’ provocó intensas precipitaciones pluviales que ocasionaron avenidas de aguas harto peligrosas. Tanto que decenas de ejidos de distintos municipios se han visto totalmente inundados y los damnificados se cuentan por cientos, pero aun así la Coordinación Nacional de Protección Civil no ha tomado cartas en el asunto, siendo que es responsabilidad suya auxiliar a la población en peligro.

Basta observar las fotografías y los videos levantados en las zonas de desastre para darnos cuenta de las pérdidas materiales producidas por el fenómeno meteorológico; además del dolor intenso que reflejan los rostros infantiles, de ancianos y mujeres, para mejor entender esta contingencia.

Suman quizás una centena las comunidades más afectadas –dicen unos–, pero la cifra podría ser mayor si consideramos el conteo desde el primer día en que se presentó la tormenta tropical –aducen otros–, más lo cierto es que la ayuda federal aún no llega, salvo la movilización castrense para socorrer a los damnificados en colaboración con Protección Civil del estado.

De ello están conscientes los colonos (urbanos y rurales) que exigen que al menos doce municipios sean decretados zonas de emergencia por parte del organismo dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, encargada de calificar las catástrofes para que las comunidades perturbadas puedan acceder a los recursos federales.

Sobre el monto, Sheinbaum Pardo tendrá la última palabra, pero éste lo determinaría tras conocer la evaluación de los daños que le presente la coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa.

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