Por Agustin Peña Cruz
CDMX.- La tensión entre poder político y periodismo crítico en México alcanzó un nuevo
punto de ebullición luego de que la analista en temas de seguridad nacional, Sofía Pacheco,
respondiera con contundencia a señalamientos emitidos por la senadora de Morena por
Tamaulipas, Olga Patricia Sosa Ruiz, quien la acusó públicamente de haber difundido
documentos financieros presuntamente manipulados.
Desde su perfil verificado en la red social Facebook, Pacheco negó tajantemente haber
incurrido en difamación o tergiversación, defendiendo con firmeza su labor periodística y
subrayando que los datos publicados hacen referencia a una operación financiera vinculada
directamente con la madre de la legisladora, no con la senadora en sí.
“Yo no difamo a nadie. Ni engaño. Ni tergiverso,” escribió la periodista. “Fui muy clara,
Senadora Olga Sosa Ruiz, al mencionar lo que se lee en el recibo de la transacción con
Vector Casa de Bolsa. Fue su madre quien compró un millón y medio de dólares, no usted.
¿Esa es su defensa? Acusar y tratar de hacerse la víctima”.
En su publicación, Pacheco rechazó también las insinuaciones sobre haber divulgado
previamente la información en 2022 —como sostuvo la senadora— y lanzó un mensaje que
resonó ampliamente en la comunidad digital: “Aquí el o la que siempre tendrá que aclarar
cada paso extraño es el político, no el periodista.”
EL TRASFONDO: UNA FACTURA, UNA INVESTIGACIÓN Y UN NOMBRE EN DISPUTA
La confrontación se desató luego de la difusión en redes sociales de una factura fiscal
(CFDI) por un monto superior a los 30 millones de pesos mexicanos, presuntamente emitida
por Vector Casa de Bolsa S.A. de C.V., empresa actualmente bajo investigación por el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por su presunta implicación en
operaciones de lavado de dinero y colaboración con redes criminales trasnacionales.
El documento, según publicaciones en Facebook y otras plataformas, aparece a nombre de
Olga Patricia Ruiz Garza, nombre coincidente con el de la madre de la legisladora, lo que
desató una ola de especulación en torno a un posible nexo patrimonial.
En respuesta, Olga Sosa Ruiz emitió un pronunciamiento oficial el 30 de junio, rechazando
categóricamente cualquier participación en dicha transacción. Afirmó que la operación
corresponde a la venta de acciones heredadas legalmente por su madre desde 1997, las
cuales estaban debidamente registradas ante la Bolsa Mexicana de Valores y fueron
liquidadas mediante un cheque nominativo conforme a derecho.
“No figuro como titular en la cuenta bancaria referida. Los fondos no me pertenecen. No
realicé la transacción mencionada”, afirmó Sosa Ruiz, quien también advirtió que la
reutilización de esa información con fines electorales podría constituir una violación al
secreto bancario.
La legisladora calificó los señalamientos como parte de una «narrativa fabricada» con fines
de daño político, y lamentó que este tipo de estrategias se utilicen para erosionar la
confianza ciudadana en sus representantes.
ENTRE PERIODISMO,´ÉTICA Y POLARIZACIÓN
La escalada pública entre Sosa Ruiz y Pacheco refleja una creciente polarización en el
ecosistema mediático-político mexicano, donde la difusión de contenidos a través de redes
sociales se ha convertido en arma de doble filo: una herramienta para la transparencia y la
rendición de cuentas, pero también un espacio fértil para la desinformación y la
manipulación electoral.
El caso también reabre el debate sobre la responsabilidad de los actores políticos ante
investigaciones transnacionales, especialmente cuando las implicaciones tocan fibras
sensibles como el uso de recursos financieros y la ética pública en contextos de creciente
escrutinio internacional.
En su respuesta, Sofía Pacheco dejó claro que su postura no responde a intereses políticos
ni personales:
“No soy ninguna improvisada. Ni querida de ningún político, ni bailo en cueros en alguna
cantina de Tampico. Tengo 30 años de carrera y no permitiré que intente sobajarme o
minimizar mi trabajo.”
TRAYECTORIAS EN CONTRASTE
Mientras Sofía Pacheco cuenta con una trayectoria de tres décadas cubriendo temas de
seguridad nacional y análisis político, Olga Sosa Ruiz, senadora por Morena, tiene más de
25 años en la vida pública. Ha sido diputada local, federal y catedrática universitaria, y es
identificada como una aliada activa de los principios de la Cuarta Transformación, el
proyecto político impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Quienes conocen mi historia de vida proveniente de una familia honesta saben que mi
compromiso es genuino”, sostuvo la senadora en su defensa, en la que reiteró su
compromiso con la transparencia.
UNA DISPUTA QUE TRASCIENDE LO PERSONAL
Más allá del intercambio directo entre dos figuras públicas, el episodio se inserta en un
contexto más amplio: el uso creciente de documentos financieros como instrumentos de
guerra política, la difusa línea entre lo público y lo privado, y el papel del periodismo como
contrapeso indispensable —y a menudo incómodo— en la vida democrática.
Por ello, el tiempo y las investigaciones, tanto periodísticas como institucionales,
determinarán la veracidad de las imputaciones. Pero lo que ya está claro es que en
Tamaulipas, como en buena parte del país, la rendición de cuentas no se da sin resistencia.