CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

¿Alguien sabe qué ha sido de la Fiscalía General de la República?

La pregunta no es caprichosa. Es pertinente, urgente… y hasta dramática.

Porque la institución que debería ser el pilar de la procuración de justicia federal, simplemente no aparece por ningún lado. Está desaparecida, como tantos expedientes que nunca llegaron a juicio.

Y no se trata de exageraciones. Es un hecho que la FGR, bajo la conducción de Alejandro Gertz Manero, ha devenido en un ente burocrático, lento, hermético, ineficaz. Una oficialía de partes, como muchos ya la llaman.

Alguna vez, esa institución —antes llamada PGR— imponía respeto. Incautaba toneladas de droga, capturaba a líderes criminales, encabezaba investigaciones que cimbraban estructuras del poder.

Hoy, en cambio, no lidera absolutamente nada. La lucha contra el crimen federal la dan otros: Marina, Ejército, Guardia Nacional y hasta la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

La FGR apenas observa, documenta, acumula carpetas, y cuando acaso actúa, lo hace tarde, mal y sin impacto.

Según organizaciones civiles, ni siquiera el 10 por ciento de los casos judicializados por la FGR terminan en sentencia. Y eso no es cifra menor: es diagnóstico terminal.

En lugar de ser la columna vertebral del sistema de justicia penal, la Fiscalía se volvió el cuello de botella. Y encima, sin transparencia.

Lo peor es que tampoco se ve voluntad por corregir el rumbo. Gertz Manero ha tenido el tiempo, el poder y los recursos… pero no los resultados.

La institución se volvió un fantasma. Solo aparece cuando filtra expedientes para litigar en medios, o cuando intenta venganzas personales a través de acusaciones selectivas.

Mientras tanto, la impunidad galopa a paso firme, y los delitos federales se multiplican con una Fiscalía muda y maniatada.

Nadie sabe cuántas investigaciones abiertas hay, ni cuántas siguen en trámite. Mucho menos cuántas fueron archivadas sin explicación.

Y si así andamos a nivel federal, ¿qué esperanza queda en las fiscalías estatales, muchas de ellas más centradas en servir al poder político que a la ciudadanía?

La descomposición no solo es operativa, también es ética. Una institución que no comunica, que no rinde cuentas, que no actúa, es una institución muerta… aunque cobre vida cada quincena.

Por eso urge una reforma profunda. Pero una de verdad, no de escritorio.

Una que profesionalice, descentralice y transparente el trabajo de las fiscalías. Que les quite el tufo de impunidad, de complicidad, de incompetencia.

Ojalá que el nuevo gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum, no tarde en meterle el bisturí a la FGR. Porque como está ahora, no sirve.

Y si no sirve, ¿para qué seguir manteniéndola?

EL RESTO.

SE VAN LOS DIPUTADOS.-Este 30 de junio concluyó el segundo periodo ordinario de sesiones del primer año de la 66 Legislatura del Congreso de Tamaulipas.

Los 36 diputados se despidieron del Pleno para iniciar un receso de tres meses, dejando tras de sí un puñado de iniciativas aprobadas, otras tantas congeladas y varios debates que aportaron más calor político que contenido legislativo.

Volverán hasta el 1 de octubre. Por lo pronto, el Congreso entra en pausa.

SUPERVISA GATTÁS ATENCIÓN A DAÑOS POR LLUVIAS.-

Con discreción, pero con sentido de responsabilidad, el alcalde Eduardo Gattás Báez encabezó este lunes un recorrido por distintos puntos de la ciudad para supervisar los daños ocasionados por las lluvias. Acompañado de su equipo de gabinete, acudió a zonas vulnerables para verificar el funcionamiento de drenes, servicios públicos y atender directamente los reportes ciudadanos.

Lejos de protagonismos, el presidente municipal dio seguimiento puntual a las afectaciones en vialidades y viviendas, y confirmó que el gobierno local se mantiene en alerta ante la posibilidad de nuevas precipitaciones. Su presencia en las colonias afectadas, más que un gesto, fue una muestra de compromiso elemental con la ciudad.

ASI ANDAN LAS COSAS.

[email protected]