La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

¿Cuándo se jodió Tamaulipas?
¿En qué momento, se pudrió la red política de autoridad pública, en nuestro estado?
¿Cuál fue el instante que detonó la pudrición del poder político tamaulipeco?
Sin duda: el 9 de abril de 1947
Fue la destitución del gobernador nuevolaredense, Hugo Pedro González por el decreto, emitido por el Senado de la República: declaró la desaparición de los Poderes tamaulipecos.
Se entronizó en la vida pública el alemanismo y uno de sus más cercanos colaboradores -el general, Raúl Gárate Legleú, quien ocupaba la sub Secretaría de la Defensa Nacional- arribó
como gobernador.
Con Hugo Pedro, se perdió la ética política y el servicio público para las mayorías. El presidente Miguel Alemán Valdez (MAV), quien había desempeñado el cargo con una actitud moral laxa -se apropió de todos los terrenos alrededor de la UNAM luego de construida la Ciudad Universitaria y nunca ocultó su amor al dinero gubernamental- dio al general Gárate, manga ancha en los asuntos del estado con tal de que cumpliera cabalmente con el desmantelamiento total de lo que oliera a Emilio Portes Gil (EPG).
Así lo hizo.
Liquidó todo vestigio de portesgilismo.
La clase política influenciada por EPG, fue barrida de los escenarios regionales, supliéndola con nuevos cuadros políticos a semejanza del triunfal alemanismo. Obvio: también se desterraron las conductas éticas que caracterizaron a los seguidores de Portes Gil.
Entonces, se enraizaron los principios de MAV y sus códigos morales en el servicio de gobierno.
Como gobernador, Gárate, lo primero que hizo fue agenciarse de un rancho en terrenos de Matamoros y San Fernando, que cínicamente lo bautizó con el nombre de El Garateño. Fiel a la usanza de los viejos hacendados españoles -como José Sauto, La Sauteña- le gustaba
dejar su huella con sus propiedades.
El duro golpazo fue tan contundente, que el tejido social portesgilista desapareció. Los efectos de ese desplazamiento pervirtió el poder político emanado de la revolución para dar paso al nuevo régimen prácticamente contra-revolucionario
Con el presidente Carlos Salinas, ocurrió algo similar: lo mismo pero más barato.
Privilegiaron la economía sobre la política, todos sus gobernadores. La ausencia de la ética y la moral políticas, fueron su signo.
¿Qué queda sin ética y sin moral, en el servicio público?
Poca cosa.
Esa es una parcial explicación de dónde estamos.
Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Egidio Torre Cantú, Francisco Cabeza de Vaca, dos en la cárcel y los restantes bajo sospecha.
Estos ex gobernadores, son la continudad y la permanencia en nuestro sistema político, del alemanismo y del salinismo.
¿Podremos revertir ese abominable legado?