CONFIDENCIAL

Por ROGELIO RODRÍGUEZ MENDOZA.

Ni siquiera ha empezado el proceso electoral, pero en Ciudad Victoria ya huele a campaña. Y no es metáfora: hay bardas, espectaculares, colores de partido y nombres de aspirantes por todas partes. Faltan dos años para el 2027, pero algunos ya se sienten en la boleta.

El mejor ejemplo es un personaje que se hace llamar “Juanjo”, pero que en realidad es Juan José Salazar, militante de Movimiento Ciudadano. Hijo del exalcalde de Jiménez, Mauricio Salazar, “Juanjo” tiene literalmente tapizada la ciudad con promocionales color naranja. Nada discreto, todo perfectamente calculado.

No se necesita ser muy suspicaz para notar que la estrategia no es espontánea ni aislada. Tiene toda la intención de posicionarse con antelación, aprovechando el desdén —¿o complicidad?— de las autoridades electorales, que en lugar de poner orden, se hacen de la vista gorda.

Porque, seamos serios: ¿qué más prueba de actos anticipados se necesita cuando un aspirante no registrado aparece hasta en las servilletas con su nombre, color y eslogan?

Salazar no está inventando el hilo negro. Su fórmula es copia al carbón de la que usó hace tres años Jorge “El Tico” García, otro empresario que también irrumpió en la escena política de Victoria con una millonaria campaña “espontánea” antes de los tiempos legales.

A “El Tico” le funcionó la jugada. Ganó la candidatura interna de su partido gracias a su exposición anticipada. Aunque después la perdió en la mesa, eso ya es otra historia. Lo relevante es que logró instalarse en la conversación pública mucho antes que sus adversarios.

Juanjo quiere repetir la fórmula. Y si nadie le pone freno, probablemente lo consiga. No es que sea un fenómeno electoral, ni mucho menos. Es simplemente que tiene recursos, apoyo de su partido y un vacío regulatorio que sabe explotar.

Lo preocupante no es que un ciudadano con aspiraciones se promueva. Lo verdaderamente grave es que lo haga en violación abierta de la ley electoral… y no pase nada.

Porque, aunque el proceso electoral 2026-2027 ni siquiera ha iniciado, ya estamos en una especie de “pretemporada” donde todo se vale. Las reglas son letra muerta. El IETAM está, pero no está.

Y no se trata solo de Movimiento Ciudadano. Lo mismo ocurre en Morena, el PAN y el PRI. Todos tienen cuadros que se están moviendo, placeando, promocionando. La contienda ya arrancó… aunque oficialmente no haya empezado.

Así, la capital del estado vive una suerte de “campaña clandestina” a plena luz del día. Una campaña sin árbitro, sin límites y sin consecuencias.

Las bardas, los espectaculares, las redes sociales, los medios de comunicación. Todo está al servicio del posicionamiento prematuro. La ciudadanía lo ve. Lo sabe. Y cada vez confía menos en las instituciones que deberían sancionar esos abusos.

La apatía del Instituto Electoral de Tamaulipas y del INE no es neutralidad. Es una forma de complicidad. Porque al no intervenir, al no fijar postura ni actuar con firmeza, permiten que la cancha se incline desde el arranque.

¿Para qué sirven entonces los calendarios, las fechas oficiales, las restricciones legales, si al final todo mundo se las brinca sin castigo?

La ley electoral no puede ser una sugerencia. Si está escrita, debe cumplirse. Y si no se va a hacer cumplir, mejor deróguenla y que cada quien arranque su campaña cuando le dé la gana.

Faltan dos años para el 2027, pero en Victoria la carrera por la alcaldía ya comenzó. Y lo hizo con el pie en el acelerador, sin árbitro y sin freno.

Una vez más, los que menos importan son los ciudadanos.

ASI ANDAN LAS COSAS.

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