Golpe a golpe

Por Juan Sánchez Mendoza

La fotografía en que aparecen los senadores Olga Patricia Sosa Ruiz, José Ramón Gómez Leal, Maki Esther Ortiz Domínguez y José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, sigue dando mucho de qué hablar.

Y se han elucubrado al menos dos conjeturas:

1) Que la tampiqueña fue bajada del barco en se creyó futura capitana y por eso, desde hace días, ya no aparece en cubierta, por lo que se sumó a otra embarcación de dudosa monta; y

2) Que hay un acuerdo común entre los cuatro, para impulsar a uno de los tres legisladores tamaulipecos en la tempranera carrera sucesoria.

Sólo de esa forma puede explicarse el por qué decidieron ‘coincidir’ en un evento desarrollado en Reynosa, siendo que en el fondo no se toleran ni tienen amistad entre sí.

Por el contrario, cada que han podido, se han agredido con palabrería carretonera.

El interés común, por lo tanto, sería la candidatura gubernamental, aún lejana.

Pero los cuatro son tan astutos que desde ahora han empezado a tejer la madeja, sin obviamente contar con el permiso del alto mando de morena ni de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

Esta acción, como todas, tendrá una reacción.

Y es que operar en la penumbra una sucesión adelantada habla de su irresponsabilidad como legisladores, pese a que dos de ellos, Fernández y Ortiz, hayan arribado al Senado de la República por otras entidades.

Su quehacer legislativo es harto cuestionado.

Sin embargo, ellos se creen con méritos suficientes para relevar, en el cargo, al hombre que les ha tendido la mano políticamente, aun cuando no han hecho nada por Tamaulipas, salvo cuidar intereses de huachicoleros.

¿O acaso también negarían el fierro al que pertenecen?

Nos los creo tan imprudentes.

Como tampoco a otros servidores públicos incrustados en el gobierno, de su mismo equipo, aunque se dice que estos en breve causarían baja.

La derrota

Los resultados electorales de Veracruz y Durango podrían ser el preámbulo del desmoronamiento de morena como partido político.

Esto, considerando que perdió en total 48 alcaldías de las 148 que con sus aliados aún gobierna en ambas entidades.

En la costa del Golfo de México sucumbió en 46; y en 2, en el territorio del noroeste.

Hay, en el estado donde nació el general revolucionario Heriberto Jara Corona, 212 municipios.

Y en la cuna del general (también revolucionario) José Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Pancho Villa, 39.

Ciertamente, Veracruz y Durango, juntos apenas significan (+/-) un 8% de la población total del país. Y respecto a la lista nominal de electores, +/- 7.6 millones, de los 97 millones 269 mil 748 registrados.

En términos cuantitativos la dirigencia del membrete guinda desestima su derrota.

Pero la elección del pasado día uno, en lo cualitativo entraña la lectura de que, sin tener el ‘tutelaje’ de Andrés Manuel López Obrador, Movimiento Regeneración Nacional no pinta.

Así de simple.

Lo peor del caso, es que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo inició con el pie izquierdo su mandato en asuntos electorales, pues su partido fue apabullado no sólo en Veracruz y Durango, sino también en la lid judicial, al registrar ésta una participación de apenas entre el 13 y 14 por ciento, aún y cuando se movilizó a toda la estructura gubernamental.

Pero… esa es otra historia.

En cuanto a la derrota de morena, Luisa María Alcalde Luján y Andrés Manuel López Beltrán han acusado a la oposición y la prensa de boicotear la jornada comicial (en el caso de la contienda judicial); y al gobernador de Durango, Esteban Alejandro Villegas Villarreal, de fraude electoral, aunque nada han externado de la pobre operación político-electoral desplegada por la mandataria veracruzana, Rocío Nahle García.

Como fuere, son ellos, ‘Lucha’ y Andrés Manuel, ‘el pequeño’, quienes aparecen como los culpables directos de la caída de morena en el ánimo ciudadano, pues jamás estuvieron a la altura de las circunstancias, porque supusieron que con la marca podrían alzarse con la victoria.

No fue así, ya que al frente del partido y de asuntos electorales ambos iniciaron su mandato con un fracaso evidente, aun cuando quieran echarle la culpa a sus detractores y a la prensa crítica que no está a su servicio.

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